País de extremos
La polarización de nuestro país quizás solo se puede comparar a la que se vive en Estados Unidos. No creo que haya muchos sitios en los que se desprecie tanto la forma de pensar del que no lo hace como nosotros como sucede aquí. Y creo que vamos a peor. Aquí se preguntaba si le era más simpático el Real Madrid o el Barcelona a alguien que ya te decía que sentía los colores de otro equipo porque solo existía ese duopolio. Como la derecha o la izquierda; ser creyente o no; o si se veía un vestido de un color u otro en el típico challenge de turno. Pero ese no es en sí el problema, lo es la falta de empatía hacia el que decía Barcelona si tú eras del Madrid, o el votante de derechas si tú lo hacías por la izquierda, o del que se decía católico si tú no eras creyente. Ese déficit de aceptación del diferente es un caldo de cultivo que a mí, personalmente, me asusta, porque esa intolerancia no suele traer nada bueno.
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