La Nueva España » Cartas de los lectores » Carlos Osoro y el monasterio de Valdediós

Carlos Osoro y el monasterio de Valdediós

1 de Febrero del 2009 - Juan Uriarte Castillo (Oviedo)

Excelentísimo arzobispo de Oviedo:

Perdone mi atrevimiento, pero no puedo dejar pasar un minuto más sin transmitirle mi inquietud y pesar por la noticia de la fecha de 26 de enero como día en que los monjes que actualmente ocupan el monasterio de Valdediós van a abandonarlo por decisión de usted y orden del Vaticano.

En LA NUEVA ESPAÑA pude leer una entrevista con usted, así como el artículo del periodista señor Morán, excelente artículo, en el que se aclara la artificial polémica creada en torno a este desagradable asunto.

Hay varios extremos que nos sumen en una profunda decepción y desánimo, y hablo en plural, por ser muchas personas las que opinamos en este mismo sentido.

Se pretende sustituir a los actuales monjes benedictinos por la Orden de San Juan, creada en 1975, de origen francés. Esta orden es de buen agrado por parte del Arzobispado que usted tutela, sintiéndose los monjes (cuatro, creo recordar) tutelados por usted, y siendo valedor de ellos.

Se ha dejado trascender que los actuales monjes de Valdediós no quieren integrarse en la citada orden ni compartir monasterio. Desde luego, dicha postura es evidente, ¿es que alguien está perdiendo el sentido común?, ¿hay otras causas no revelables? Si esto se ha planteado tal cual está es una auténtica locura. La orden de San Juan es de ayer mismo, dicho coloquialmente, la orden benedictina, el Císter, siglos tiene.

Otra cuestión que se plantea es la propiedad del Monasterio. Todos sabemos que es de la Iglesia, no del Principado. La decisión de cierre o abandono del mismo es de la Iglesia, no del Principado. A Dios, lo que es de Dios, y al César, lo que es del César. Otro debate sería cómo compensar la inversión del Estado y del Principado llevada a cabo para la mejora y adecuación del monasterio por un montante superior al millón de euros, según reza el cartel que publicita la mejora del monasterio, que se puede ver en el aparcamiento para visitantes. ¿Estará de acuerdo el Principado en abandonar este monasterio después de semejante esfuerzo presupuestario?

Padre, me vienen a la cabeza textos bíblicos: el pastor que siempre busca y protege a su rebaño; el salmo 22: «El señor es mi pastor, nada me falta... aunque camine por cañadas oscuras, nada temo...», la pobreza, el servicio consagrado, el amor, el trato igual, los tesoros en el cielo. «Cuando os reunís varios en mi nombre, allí estoy yo».

Acudo a misa de doce en el monasterio siempre que mis actividades profesionales me lo permiten; voy siempre que puedo a la misa mozárabe; observo cómo atienden y trabajan estos monjes sin pedir nada a cambio y, sobre todo, padre, el inmenso amor y dedicación a Dios y a los hombres que transmiten. En aquella iglesia consiguen hacerte sentir que Cristo está sentado a tu lado en el mismo banco de la iglesia.

En este mundo con claros objetivos laicos, agnóstico, cómodo, materialista y politizado, que extiende sus brazos a todo y pretende hacernos vivir en «... haz lo que te apetezca cada momento y no mires atrás...», perder un baluarte como este monasterio y estos monjes es un lujo que Dios no puede permitir. Mire, padre, estoy convencido de que Cristo no quiere dejarnos huérfanos de los cuatro monjes de Valdediós; ¡es tanto lo que nos dan y tan poco, nada, lo que piden!

Usted pronto se irá a Valencia (en abril, también tienen fecha) y nos dejará aquí, sin esta joya de Valdediós y sus actuales monjes. Me alegro de sus éxitos y carrera dentro de la Iglesia, de cómo es premiado por su esfuerzo y tutela de las almas, pero, padre, me he sumido en una profunda decepción, pues a mis años (¡qué inocente!) pensaba que en mi Iglesia no había más intereses que los de Dios, y me da la sensación de que hay alguna cuestión no de Dios, sino de propios intereses de los hombres. No pretendo ofenderle, pero le expreso el sentimiento.

El mejor regalo de despedida que nos puede hacer es dar carpetazo a este artificial contencioso que se ha creado en torno a Valdediós, ubicar a la Orden de San Juan en otros múltiples lugares eclesiásticos donde seguro estarán encantados de desarrollar su labor, y no dejarnos desamparados a los fieles y a los monjes benedictinos de Valdediós. Igual que se ha trabajado tanto para llegar al día de hoy, por el amor de Dios, que no nos abandonen estos monjes benedictinos, ni se deje la tutela de este monasterio a otra orden con una justificación como la que se está queriendo transmitir.

Cuantos más años cumplimos, más nos apoyamos en lo espiritual. Estos monjes de Valdediós consiguen que la visita al monasterio, a misa, a charlar con ellos, suponga una carga de energía tan impagable, tan cristiana, que privarnos de ellos supondría, al menos para quien suscribe, una profundísima decepción como cristiano.

Padre, no deje a este colectivo sin su pastor, ni a sus ovejas abandonadas a su suerte. Regálenos de despedida dejar las cosas como están.

Que Dios lo ilumine en su difícil tarea de pastor en Valencia, y que también lo haga en esta tarea «asturiana», que igual no debía haberse iniciado. Permita que estos monjes nos sigan acompañando, atendiendo, queriendo y trabajando por y para esta región tan necesitada.

Cartas

Número de cartas: 46494

Número de cartas en Noviembre: 226

Tribunas

Número de tribunas: 2102

Número de tribunas en Noviembre: 10

Condiciones
Enviar carta por internet

Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.

» Formulario de envío.

Enviar carta por correo convencional

Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:

Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo
Buscador