Amigo Kike, descansa en paz
Se nos fue Kike. Siempre que se pierde un amigo, el primer comentario que surge es lo buena persona que era, y en este caso es más que cierto, era una grandísima persona y un amigo de los de verdad, tuve la suerte de conocerle desde hace más de 50 años, ya que coincidimos en el colegio Loyola y pasamos juntos las épocas doradas de la infancia y la juventud, nunca dejamos de ser amigos.
Recuerdo que su abuelo tenía un piso en la calle Fray Ceferino donde nos reuníamos y organizábamos los primeros guateques de aquellos tiempos. En septiembre, las fiestas de Caces, las pasaba conmigo, y yo en San Mateo iba unos días a su casa. Qué tiempos!, qué buenos recuerdos, qué suerte haberte tenido como amigo y qué pena que nos dejes tan pronto.
Era un hombre con una forma de ser con la que nunca te aburrías, tenía unos golpes y una sorna que le caracterizaban.
Nos dejas desolados, por las ganas que tenías de vivir y por la forma que nos dejaste, en pleno confinamiento por el coronavirus y no pudiendo despedirte como te merecías.
Un fuerte abrazo para Belén, tus hijos y tu madre.
Descansa en paz, amigo.
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