Ladrones de pasiones
El día 10 de marzo mi ilusión se desvaneció. El sábado iba a estar en La Coruña, pero toda la jornada se declaró a puerta cerrada. Sentí una tristeza inmensa, llevaba esperando ese día desde principios de temporada, y, ahora, no podía ir. Días después se canceló la Liga, guardaba la esperanza de poder ir a animar a mi equipo cuando se retomara la competición. Una esperanza que vuelvo a ver romperse.
El hecho de un fútbol sin aficionados ya es más que una realidad. Somos millones de personas las que nos sentimos incompletas. Nos falta algo, nos lo han arrebatado. Semanas difíciles, problemas y preocupaciones que nos atormentaban, se nos olvidaban el fin de semana en el estadio, dos horas de escapatoria en las que no pensábamos en lo duras que eran nuestras vidas y nos centrábamos en animar a nuestro equipo, dejarnos la voz en el campo. Si se ganaba ya era perfecto; si no se corría tal suerte, la fidelidad a nuestro equipo y la pasión que sentimos por él nos impedía no estar animando la semana siguiente (aunque fuera frente al televisor o escuchándolo por la radio).
Lo que siento cuando estoy en el campo es indescriptible, un hormigueo me recorre todo el cuerpo desde la primera vez que fui. El momento de volver a sentir esa maravillosa sensación lo veo muy lejos. Somos, nosotros, los aficionados, los que mantenemos nuestro deporte vivo. Ya tenemos muy claro que no nos queréis en el estadio porque no os genera tanto dinero como la televisión; con la crisis sanitaria por fin tenéis la excusa perfecta para tenernos viendo el partido en casa por la tele, que resulta que es lo que lleváis queriendo hacer desde hace años y así aumentáis los ingresos, porque el dinero manda en este mundo, en un mundo que sin nuestra pasión no sería posible. Fútbol-afición=nada.
Ya nos hemos quedado sin un derbi, y ahora nos volvemos a quedar sin el otro, sin el nuestro en nuestra casa.
Desde casa o en el templo, siempre: ¡Puxa Sporting!
Ana Corte González
Pola de Laviana
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

