¿Dónde está mi dinero?

El dinero, el vil metal, eso por lo que algunos serían capaces de matar a su propia madre, como usted sabe, es un invento bastante antiguo, antes de que existiera las transacciones se realizaban recurriendo al trueque, tu me das una docena de huevos y yo, a cambio, te doy dos kilos de patatas, por ejemplo, evidentemente eso era poco práctico, no digamos cuando se trataba de grandes cantidades de mercancía.

Durante mucho tiempo las monedas que se acuñaban tenían un valor en sí mismas, eran de oro o plata, también se pagaba con cosas a las que se daba gran valor por su escasez y utilidad, los romanos pagaban a sus legiones, además de con monedas, con bolsas de sal (de ahí viene la palabra salario). El desarrollo histórico de las administraciones territoriales dio lugar a la aparición de los Estados, lo mas importante en el desarrollo social de la humanidad, para bien y para mal el dinero no puede sobrevivir sin el Estado.

El Estado es la mayor conquista del proletariado, lo siento Bakunin, porque es el instrumento que permite ejercer el poder al pueblo. El Estado casi se ha convertido en un nuevo dios, en un ente, en el que todo el mundo tiene depositada una gran fe. Si no fuera por la credibilidad del Estado nadie cambiaría un largo mes de trabajo por un poco de celulosa, que, al fin y al cabo, eso es el papel moneda. Hasta los ultraliberales acuden pedigüeños a papá Estado cuando se ven en dificultades. Hoy en día el dinero de papel ya no está respaldado por los depósitos de oro y divisas sino por la credibilidad del valor y la capacidad de producir de los Estados.

El valor de las cosas no depende de lo útiles que puedan ser sino de la relación entre la oferta y la demanda, tampoco lo que escasea es necesariamente lo mas caro si hay poca gente interesada en ello. Aunque parezcan perogrulladas no siempre lo tenemos claro. El dinero es la herramienta que regula la actividad del mercado otorgando o quitando valor a las mercancías y a los servicios. Pero el dinero, a su vez, no es mas que la representación del valor que damos a las cosas. No no fuera así los Estados, ante la crisis, podrían recurrir a imprimir billones de euros en papel moneda y con todo ese capital hacer inversiones y crear millones de puestos de trabajo. En el pasado ya hubo países, como Argentina, que hicieron disparates de ese estilo. La inflación creció exponencialmente y para pagar un café había que desembolsar miles de pesos. Es decir, el dinero tiene el límite del valor de los cosas y está mas sujeto a la ley de la conservación de la energía que a las maniobras de los bancos centrales.

¿Qué pasó con el dinero después de que estallara la crisis financiera?, ¿ha desaparecido?, pues no exactamente. Una de las razones por las que estalló la crisis fue que el dinero se empezó a cambiar por algunas cosas de forma injustificada, sobrevalorándolas, me explico: Usted pagaba por un piso mucho mas del valor real del inmueble. Al coste de los materiales y de la mano de obra, que seguían teniendo un valor razonable, había que sumar las plusvalías obtenidas por los empresarios del ladrillo y los dividendos que también se llevaban los bancos por las hipotecas a muchos años, que excedían en mucho de lo razonable en ambos casos. La subida de los precios muy por encima de la de los salarios, con ejemplos como la especulación con las materias primas, en un ciclo de gran expansión, con mucha demanda, y la subida brutal de los alimentos básicos, propiciaron un enorme trasvase de rentas de gran parte de la población a unas pocas manos. Tanto se estiró la cuerda y se exprimió a los ciudadanos que cuando estos no pudieron pagar sus deudas a los bancos éstos se hicieron con la propiedad de unas viviendas cuyo valor real en un mercado sin crédito era muy inferior al de las hipotecas concedidas. Para que las entidades financieras no quebraran, los Estados aportaron ingentes cantidades de dinero público que los sumió en el déficit y la deuda. Inmediatamente cayó el valor del dinero y la cotización de la moneda, porque se pagaron cientos de miles de millones de euros a cambio de nada. Ahora se pretende que sea el sacrificio de los trabajadores, de los pensionistas, de los ciudadanos en general, el que valorice esos capitales devaluados.

China, que ya es el Estado con mayores reservas de dólares del mundo, se está dedicando ahora a comprar nuestros euros, a cambio del valor del trabajo de cientos de millones de personas, pero la mayor parte de nuestro dinero está entre las paredes de una gigantesca bolsa de viviendas vacías.