Gracias, don Carlos
Son dos los sentimientos que nos ha provocado el nombramiento de don Carlos Osoro como arzobispo de Valencia: el primero de sana envidia por los valencianos y el segundo de pena, por su marcha de Asturias.
Esta carta pretende ser una pequeña muestra de agradecimiento personal hacia don Carlos por parte de dos jóvenes cristianos. En estos años nuestro arzobispo ha sido una constante referencia para los jóvenes: hemos sentido y hemos sabido que se interesaba por nosotros y nos apoyaba; le hemos podido ver en numerosas ocasiones, una vez al mes en la oración en la Catedral, en la marcha de jóvenes a Covadonga, en las ceremonias de confirmación, así como en las numerosísimas eucaristías que ha presidido a lo largo de estos años por toda Asturias... Y aunque pueda ser considerado como una simple anécdota, nos gustaría destacar su costumbre de saludar personalmente y uno a uno a todos los asistentes después de cada celebración. Son verdaderamente detalles como éste los que indican la calidad personal y pastoral de un obispo.
Estamos seguros que don Carlos pedía disculpas de corazón por los errores que hubiera podido cometer en este tiempo vivido en Asturias; sin embargo creemos que los jóvenes cristianos no tenemos nada que reprocharle; antes al contrario: agradecerle todos estos años de cercana, eficiente y frutífera labor en Asturias.
¡Gracias, don Carlos!
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