Aprendamos a vivir con el virus
Eso, intentando mantenerlo a raya con la normas sociales de convivencia obligatorias, pocas, concisas, serias, y alejarse de tantos virólogos, intereses gubernamentales y otros menesteres interesados, todo el mundo a trabajar. Me hace gracia que cada virólogo hable ex cátedra, suelte su perorata muy razonable, que si mascarilla sí, no, esto, aquello, desde su punto de vista muy respetado, pero no solo de cuidados vive el hombre, muchos chocan unos con otros entrando en grandes contradicciones, todo el mundo sabe de todo, hasta los ciudadanos, sino del alimento y de la economía, no de las filas de la pobreza buscando alimento, el virus se va hacer más fuerte, letal ante el hambre, y si tanto saben ¿por qué no descubren medicamentos y vacunas?, pues hablan desde las peanas del conocimiento y cada uno echa su perorata e impronta aleccionando a todo el mundo. Mejor un comité de unos buenos científicos que se conozca quiénes son y el pueblo se convenza de su idoneidad y no de tanta información interesada y confusa o esos expertos, desconocidos, gubernamentales, jubilados políticos del partido que ya han sido amortizados, se han apuntado al Gordo sin puñetera idea de lo que tratan y el Gobierno se aventura con algunos válidos para poner normas políticas de su interés bajo pretexto de que lo dicen los expertos. Estamos todos cansados y mareados.
Ya hay anuncios en los que se valora la inmunología para trabajar. ¿Qué es mejor: pasar el virus, no pasarlo?, sáquenme de dudas, sabios de la televisión, comentaristas y mercachifles apuntados a dar consignas y soluciones mágicas. Mejor pocas normas para todos y materiales sanitarios fiables a toda costa y dejar que la sociedad funcione, porque este compañero de viaje ha venido para quedarse un tiempo largo mientras no se encuentre su vacuna y hay que aprender a vivir, no podemos esperar la muerte confinados toda la vida y recordar que cuanto primero lo pases va ser mejor, y que toda peste se lleva parte de la sociedad y eso debe estar aceptado con dignidad, aceptar su posible letalidad del 2%, pues ¡hala!, a inmunizarse todo el mundo y menos temor. ¡Vive hoy con sensatez y no lo dejes para mañana!
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