Si los bares fuesen iglesias
Sigo anonadado con lo que estoy viendo a diario.
Es evidente que la gente no ha captado o no le han transmitido correctamente el peligro al que nos estamos enfrentando.
Para ser sincero, algunos sí lo han hecho.
He acudido a misa en varias ocasiones estos días en diferentes lugares.
Me he encontrado a unos voluntarios a la entrada ofreciendo gel hidroalcohólico y mascarillas. Nos han ubicado respetando las normas de distanciamiento. Al comulgar se ha mantenido de forma exquisita la distancia entre los fieles, así como el protocolo de recibir la comunión. Incluso la salida estaba bien organizada. Todo perfecto.
Sin embargo, por el camino voy viendo en las terrazas grupos de personas totalmente desprotegidas, camareros que hacen lo que pueden por atender a todos y a la vez mantener ciertas normas de higiene y limpieza. Obviamente sin conseguirlo.
Sirva de ejemplo para reflexión que si solo uno de los clientes fuera positivo asintomático al cabo de un rato toda su mesa estaría en riesgo evidente de contagio al no estar protegidos. El camarero que atiende la mesa, muy posiblemente o desgraciadamente, puede actuar como vehículo transmisor al resto de mesas. No son conscientes ni unos ni otros del peligro y de la facilidad de transmisión en el que están concurriendo.
Visto lo visto, prefiero ir a misa que a tomar una caña. Sería sencillo que todos observasen unas mínimas normas, harto conocidas, para frenar esto mientras convivimos.
Conclusión, esto volverá a ser un drama si no nos concienciamos todos.
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