Óyeme bien, mírame bien y...
¿Qué es el bien? No es más que amor.
Tolstoi.
La tacita ha pasado un delicioso momento con el suplemento infantil «La oreja verde», dedicada en esta ocasión a «Los árboles de mi colegio», ¡Ay, «La oreja verde», es idea de Paco Abril, que coordina Ana L. Chicano, suplemento semanal más y más encantador!
Tú que me miras, / óyeme bien, / mírame bien... ¡y no me hagas daño! (último verso del poema titulado «Plegaria del árbol» atribuido a indígenas mexicanos de Chiapas, insertado en la primera página de «La oreja verde» referida).
El árbol. De la escritora Susanna Tamaro, en su preciosa, conmovedora y emocionante novela titulada «Donde el corazón te lleve», es el párrafo siguiente: «El árbol desde que brota hasta que muere está inmóvil en el mismo sitio. Con las raíces se acerca al corazón de la tierra más que cualquier otro ser, con su copa es lo que más cerca está del cielo. Por su interior la savia corre de abajo arriba, de arriba abajo. Se extiende y se retrae según la luz del día. Espera la luz del sol, espera la lluvia, espera una estación y después la otra, espera la muerte. Ninguna de las cosas que le permiten vivir depende de su voluntad. Existe y basta. ¡Entiendes ahora por qué es hermoso acariciarlos...?».
Amables lectores, mayo se nos ha ido. Los árboles que en estos momentos vemos desde uno de los ventanales del despacho donde estamos tecleando, están meciéndose con un tenue sol y una leve brisa que los abraza...
Despedida y cierre.
Érase una vez.
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