Tratamiento penal
Dice la moral que no verás a tu hermano pedir mientras tú pidas de comer en un restaurante de fino mantel; dice el dinero que si solo buscas alternar con él te será igual si del carro tiran bueyes o hermanos.
La importancia social del poder económico es tal que la sociedad premia a los suyos con trofeos morales mientras algunos de sus ciudadanos consiguen sus fortunas con mucho arte pero sin ninguna ética. Algunas de esas fortunas, de familias muy honorables, han surgido de la eficacia de una conducta amoral hacia los que depositaron su confianza en ellos para gestionar su hacienda no para robar su compra, movidos por una ambición que más parece un síndrome de Diógenes; incluso, tratándose de un problema de fondo similar, es visto a través de un prisma diferente que les permite conservar la categoría social a la que pertenecieron, no la categoría delictiva a la que pertenecen, lo cual demuestra dos cosas: la relevancia social implícita en su poder económico y, que si luchas por tu vida aunque la tengas resuelta, tu hijo aprenderá de ti a ser un trabajador, no de tu dinero a ser un vividor.
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