Casos y cosas del virus
En la larga cuarentena que estamos pasando y viviendo, confinados en casa por el Poder, están ocurriendo casos y cosas que mañana, vencido y eliminado el coronavirus, llenarían un voluminoso y anecdótico libro que a todos asombraría. Bueno, en un sentido u otro, mucha literatura desbordante vamos a ver cuando esta pandemia maldita sea una triste y dolorosa historia. Veamos ahora algún caso que conocimos y que trasladamos al estimado lector y lectora.
Manuela es una mujer de 40 años que va a su médico temerosa de estar cogida por el virus. El doctor la reconoce y le dice que no hay tal virus y que se vaya a casa a hacer la cuarentena. Ella, un tanto dura de oído, entendió que su médico la llamaba cuarentona, y no veas el número que le montó. Unos novios que iban a casarse cuando nos cayó el virus, llamaron al cura de su parroquia para que los casara por teléfono. El cura en cuestión seguro que sigue sin salir de su asombro. Hombre, en un caso tan excepcional como este, con tan larga cuarentena, ¿no se podía bendecir la unión de esos novios por teléfono? Y luego, vueltos a la normalidad, celebrar el casoriu completo. Y así, cuando nuestro encierro se acabe, que va para largo, esta enamorada pareja puede tener ya un hijo entonces, o dos. Que, en realidad, serían hijos del virus.
Otro caso pintoresco es el de un niño que cuando ve a su padre coger el teléfono para hablar con su abuelo, cogido y hospitalizado, le mandó ponerse una mascarilla para que no le contagie. Bueno, este cabronazo virus es capaz de contaminarnos hasta telefónicamente. ¡Toma del frasco, Vicente! Por cierto, que la mascarilla tenía que haberla en las farmacias (o en los centros médicos, gratuitamente) para todos aquellos que se ven obligados a salir de casa para hacer compra o lo que sea, pero debidamente justificado. Y las mascarillas, las facilite Pedro o Juan, tienen que ser gratuitas.
Sí, que esta pandemia marque un antes y un después en nuestra convivencia y solidaridad, y que todos seamos mejores con los demás comenzando por nosotros mismos. Y entonces nuestra vida tendrá sentido y continuidad en este mundo.
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