Un gol memorable
No me canso de verlo. Lo he visto infinidad de veces y siempre encuentro algo nuevo, algún matiz inédito. Nunca antes se había visto una jugada tan perfecta, un desplazamiento del balón al contragolpe, el pase a bote pronto y la impecable definición mediante una chilena, que dejó a la defensa, al portero, y a la cantera del Barça boquiabiertos, petrificados y con ganas de aplaudir.
Un gol de bandera, que visto a cámara lenta es de una belleza sublime.
Aritz Aduriz estaba viendo el partido desde el banquillo y en el minuto 88 recibió el encargo del entrenador de entrar en la cancha con la misión marcar el gol de la victoria del Athletic y supo interpretar a la perfección su misión. Nada más salir al campo se instaló en el área contraria, supo perfilarse adecuadamente para recibir la pelota y ejecutó la suerte con total perfección.
El gol subió al marcador, el árbitro pitó el final del partido y todos los espectadores, de uno y otro equipo, salieron del campo sabiendo que habían sido testigos de una de las páginas más brillantes de la historia del fútbol. Una obra de arte, un gol extraordinario que figurará para siempre en la antología de las maravillas de un deporte que nos ha dejado lecciones magistrales de Pelé, Di Stéfano, Puskas, Maradona, Cruyff, Cristiano o Messi, pero que, sin el gol de Aduriz, quedaría incompleta.
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