He vuelto: Manifestaciones en descapotable
Imposible quedarse al margen de los acontecimientos y tragar con todo lo que nos quieren hacer ver. Esos mismos que ahora se manifiestan pidiendo libertad son los retoños de los franquistas, los que no movieron un dedo contra la dictadura. Qué bonito, que fácil es manifestarse en descapotable. Los hijos de papá tenían ganas de coger el volante, toda la familia sacó los Mercedes y los todoterrenos, uno en cada coche para aparentar ser más. Por ejemplo: en mi casa si fuéramos de esa guisa insolidaria y acomodada (mi mujer y yo) y mis allegados más íntimos, tres hijos, tres hijas políticas, cuatro sobrinos que son como hijos, y sus parejas, con los hermanos y padres de cada cual, seríamos unos treinta, en coche daríamos la vuelta a un campo de fútbol, si fuéramos andando no saldríamos de un área de portería. Esos son los comodones pidiendo libertad. No tienen vergüenza alguna, aprovechan esta tragedia vírica para sus intereses: los sanitarios curando y ellos (los ricos) contagiando.
Contraataca Vox con la colaboración estelar del PP, que se convierte así en una extrema derecha a la sombra de los radicales más absolutistas.
Por mucho que uno les da vueltas a estas manifestaciones, no encuentra justificación a ellas por la manera tan oportuna y confortable de llevarlas a cabo, desde descapotables y cuando salen, a pie, lo hicieron incumpliendo todas las normas de seguridad que los demás tenemos a bien cumplir y en su barrio rico.
Las manifestaciones son un derecho constitucional cuando se presentan bajo el formato legal. Si incumplen las reglas básicas, la Policía debería, por orden del Ministerio del Interior o de la Delegación del Gobierno, intervenir sin miramientos. No me dirán que esas manifestaciones de las 21 horas, cuando el confinamiento general prohibía claramente esa acumulación de personas y sin guardar las distancias e incluso sin mascarillas, no debieran ser cortadas de raíz. Ahora es tarde, déjenles manifestarse, déjenles, ya cansarán, no son individuos acostumbradas a esa tarea ardua diaria de pedir y que nadie les dé. En quince días quedarán solo cuatro pelagatos revestidos de odio hacia ellos mismos.
¿Qué piden estos fartones? ¿Van contra el Gobierno por confinarlos y quieren salir libremente a sus residencias de campo, a por el yate, a la playa... y los políticos de estas derechas extremistas, alarmistas, egoístas e insolidarias pretenden absurdamente desbancar por la fuerza al Gobierno democrático salido de pacto democrático en las últimas elecciones?
A ustedes nadie les priva de nada que no sea al resto de ciudadanos. Gracias a este confinamiento estamos logrando vencer a este virus. ¿Qué pretenden? Tirar por la borda lo andado.
Es de sentir pena escucharlos y verlos. Sus modales son propios de épocas doradas de los mongoles, que se regían por la ley de la fuerza, de los signos externos abanderados y no de los argumentos. Ustedes tienen el hemiciclo, tienen una representación importante allí, expongan sus ideas y convenzan. No es posible copiar lo que criticaban del otro extremo: escraches a otros políticos. No es posible que todas las demás fuerzas políticas no condenen y castiguen de una forma determinante y fulminante ese proceder de violar la intimidad y privacidad personal. Todos tenemos derecho a que nadie vulnere y altere nuestro domicilio, es un delito muy grave que debiera ser considerado de inmediato por la justicia sin paliativo alguno.
Algunos dicen que esos impuestos al patrimonio es primar al despilfarrador en perjuicio del ahorrador; no, señor, es no cargar las crisis siempre a los de siempre: a la clase media y la clase baja. Alguna vez ustedes tienen que comportarse como lo hacen en otros países, esa es la mejor bandera, ser solidarios y arrimar el hombro cuando pasan cosas así, ya tendrán tiempo de ahorrar de nuevo; mientras, los de abajo seguirán subsistiendo un poco mejor gracias a la solidaridad doblegada y obligada de clase más acomodada. Simplemente eso. Nada de bolivariano o cubano, es poner un poquito más de todo lo que les sobra en estos momentos duros para la mayoría.
Sé que es imposible que ustedes lo entiendan, por eso el Gobierno debe imponer esos impuestos al patrimonio, grandes empresas y banca para de una vez por todas equilibrar un poquito la balanza del paso por esta corta vida. ¡Honren la vida, caray! Déjense de manifestarse en descapotable, salgan a cuerpo descubierto en hilera, con sus banderitas y todos podremos ver que solo son un puñado de acomodados con algún tarado que les hace el juego.
Hasta el autobús era descapotable, con cuatro subidos en él, como si celebraran triunfos, cuando hace unos días pedían duelo por los cientos de miles de muertos que deja este covid-19, querían las banderas a media asta y ahora las llevan de estandarte reivindicativo ¡No hay quien cojones les entienda!
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