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Una complicada leyenda de médicos divinos

5 de Julio del 2020 - Ángel García Prieto

Ahora que los médicos estamos –junto con otros muchos profesionales benefactores– circunstancialmente en el candelero, puede ser oportuno acudir a las leyendas grecolatinas que se ocuparon de los antiguos sanadores.

Fue un cuervo el que dio la noticia a Apolo: Coronis, la bellísima hija del rey de Tesalia, que él había amado antes de dejarla embarazada y abandonada, acababa de desposarse con Ischis, un pariente lejano, que estaba dispuesto, incluso, a reconocer como suyo al futuro hijo que la princesa esperaba. Apolo no solo se vengó en el mensajero, volviendo negro el bello plumaje hasta entonces blanco del cuervo, sino que también mató a Ischis. Además, Artemisa, la hermana gemela de Apolo, quiso entrar en el drama familiar y acabó con la vida de Coronis.

Apolo, en esta situación tan dramática, decide extraer del cadáver aún reciente al niño que Coronis tenía en su vientre. Hace la primera operación cesárea de la historia, para traer a este mundo a Asclepio, que fue entregado al centauro Quirón, que lo educa y adiestra en las artes médicas.

Las leyendas grecolatinas que se ocuparon de los antiguos sanadores

Asclepio llega a convertirse en un magnífico y afamado médico, se casa con Epione y tiene un buen número de hijos, todos ellos relacionados con la profesión médica. Destacaron de un modo especial Higeia, diosa de la salud, de la que heredamos la palabra “higiene”; Telesforo, invocado en las convalecencias, y Panacea, que dio nombre a ese milagroso medicamento, aún no descubierto, que es capaz de curar todas las enfermedades.

Asclepio –cuyo nombre griego los romanos convierten en Esculapio– era muy sabio y muy bondadoso, llegando incluso a resucitar a algunos muertos, lo que concitó el odio y la venganza del dios del mundo subterráneo, Hades, que le pide y consigue del dios de los dioses, Zeus, la ejecución del médico. Un rayo desde el Olimpo pulverizó a Asclepio, pero Apolo, entristecido por la muerte de su hijo, lo convierte en el grupo de estrellas Ofidio –constelación de la serpiente– en recuerdo de la sierpe enroscada en el bastón que Asclepio siempre portaba y es símbolo de la medicina.

Desde entonces y hasta ahora los médicos hacen el juramento hipocrático, que tiene su origen en Hipócrates de Cos, uno de los padres de la Medicina, médico real de carne y hueso, griego del s. V-IV a. C., pero del que se dice también que era descendiente del dios Asclepio y creó un código ético del ejercicio profesional. En dicha normativa ética se invoca a Apolo, el médico de los dioses, pero sobre todo a Asclepio y a sus hijas Higeia y Panacea. Una leyenda con alegrías y pesares, con grandezas y bajas pasiones, con heroísmos y venganzas. Una leyenda como la vida misma; una leyenda de médicos.

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