Contribución e información
Sabíamos de nuestra vulnerabilidad, pero la confianza que teníamos en la ciencia nos impedía ver hasta dónde alcanzaba esa vulnerabilidad. Afortunadamente, la ciencia salva vidas, pero desafortunadamente no las puede salvar todas, porque atiende a razones económicas que condicionan su éxito, su capacidad para desarrollar vacunas y el tiempo para que estén disponibles. Esta pandemia pone de manifiesto que no éramos conscientes de nuestra fragilidad ante un virus y que no teníamos ni idea de a qué nos enfrentábamos hasta que la tuvimos encima, que carecíamos de información suficiente que nos hiciera valorar la importancia de la investigación en nuestras vidas y que ninguna campaña nos puso sobre aviso de esta realidad de la que desconocíamos casi todo pero que sí entraba en la escaleta de los científicos, por lo que, o no nos interesaba, o nadie que sabía de nuestra ignorancia se preocupó de corregirla, o incluso, supusieron nuestra incapacidad para comprender la complejidad científica y decidieron que no merecía la pena explicarnos nada. Si algo va a cambiar esta pandemia es la percepción que tenemos de la ciencia, su gran importancia en nuestro futuro y la necesidad de contribuir con más a su financiación.
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