¡Gracias Juanjo, mil gracias!
El sábado 16 de mayo el presidente del Gobierno salió en la tele con cara inexpresiva lamentando la muerte de Julio Anguita; nunca lo vi lamentar los miles y miles de ciudadanos de este país, ni poner ni una corbata ni un lazo negro en su chaqueta, pero claro, para ellos los muertos eran y siguen siendo un número, pero aprovechó la ocasión y se acordó de las víctimas (así 2x1). Qué pena que tengamos unos mandatarios incapaces de ser útiles a España, ellos pagarán sus propios errores, y no es porque sea el PSOE el que gobierne, sino cualquier político, sea del color o la idea que sea, que lo haga tan nefastamente debería sentirse avergonzado del cargo que ocupa e irse. No quería que esta carta fuese por esos derroteros, pero cuando me puse a escribirla se me ocurrió poner la tele y ahí estaba él dando el tardío pésame a todos los muertos gracias a Anguita, porque gracias a su inesperada ausencia se acordó de que había miles y miles de números ausentes; números es lo que son para ellos los que se van. Ellos siguen en su ego particular y eso es horrible. ¿Qué van a hacer con el dinero de tantas pensiones que ya no tienen que pagar? Subirán el sueldo a esas miserias de pensiones. En realidad mi carta va para un estupendo vecino que colabora con todo lo que sea bueno para nuestro pueblo, se llama Juanjo y, gracias a él, todos los días nos alegra poniendo música de 8 a 9 de la tarde y los fines de semana sesión vermú de 1 a 2 y de 8 a 9, música de los años sesenta y setenta, y muchas canciones más muy agradables de escuchar. Yo vivo junto a mi marido en Leceñes, un pueblo de Valdesoto, en una casa con finca donde el confinamiento es más fácil de llevar, pero la gente que tiene que vivir entre cuatro paredes sin más opción que dar vueltas encerrados, los pobres y a veces sin dinero para comer y para lo más imprescindible, tienen que seguir pagando sus impuestos y ustedes ¿por qué no se bajan los sueldos? ¡Porque son suyos! Claro, si fueran de otros, otro gallo cantaría, y 22 ministros en un país que se va al garete, ¿para qué? Bueno, sigamos con Juanjo, en este pueblo hay gente a la que le molesta todo, salvo cuando lo hacen ellos, ¡y les molesta la música! Pero son tan cobardes que no se lo dicen a él a la cara, ¡le meten un anónimo en el buzón! Vergüenza me da. Espero que esta pandemia pase pronto aunque nos quedemos sin la música de Juanjo. ¡Va por ti, Juanjo!
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