Cese y manifestación 8M
En este santo país "si no estamos presos, nos andan buscando". Ahora toca el cese del coronel jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Madrid. La oposición, como no podría ser de otro modo, también encuentra aquí carnaza para sus intereses.
El ministro del Interior tiene la potestad de cambiar y elegir gente de confianza para llevar a cabo su mandato. Ese coronel, que fue el elegido para coordinar el dispositivo que tenía que impedir el referéndum ilegal del 1 de octubre del 2017 en Cataluña, dejó mucho que desear en aquel dispositivo nefasto, donde dio alas a los independentistas para propagar aquellas imágenes de descoordinación entre policías autonómicos y los demás, sumadas las imágenes de enfrentamientos entre ellos y los continuos fallos en impedir sin violencia, con preponderancia y ponderación aquella misión encomendada y planificada con tiempo suficiente para no resultar aquel bodrio que vimos.
Sobre el informe del 8 de marzo, que algunos dicen ser el causante del cese del coronel, decir que, ignorando los errores en fechas y algún que otro gazapo, tienen toda la razón, esa manifestación no debiera haberse celebrado, cómo tampoco otros actos políticos y eventos deportivos, pero a diferencia de estos últimos, a los que todos recurren para justificar el 8M, esta manifestación fue patrocinada, publicitada y encabezada por ministras y ministros, lo cual existe una responsabilidad institucional y personal sobre todo desde el Ministerio de Igualdad y su ministra Irene Montero, que al ser su única baza reivindicativa no estaba dispuesta a dejar sin efecto lo que tenía desde años en mente.
Quería igualdad; ahora la tenemos, ahora la tienen mujeres y hombres, todos confinados y empobrecidos, y los peores, los ancianos que pagaron con su vida, de entre ellos, la mitad mujeres, que desde siempre las abuelas no entran en la agenda feminista de arribismo sin límite, donde millones de ellas viven solas y abandonadas, otras, en esas residencias de ancianos que permitieron en puro negocio un abuso sin límite, y todavía alguna dirigente autonómica dice que han realizado un gran esfuerzo, pero si han muerto a cientos en nuestras residencias, miles en toda España, que sumado a la carencia de inspecciones en condiciones en los últimos años, más que esfuerzos lo que imperaba era dejadez e irresponsabilidad. Solo espero que a partir de ahora no se olvide y se dispongan residencias públicas, y las privadas que se den de paso, que sea con todas las exigencias en humanidad y cuidado para quienes tanto les debemos.
Volviendo al 8M, ya los datos de Italia, China... eran alarmantes, no es cierto que no teníamos datos, sí había, lo que no había era responsabilidad desde esas ministras que encabezaron pancartas y luego quedaron contagiadas por su tremenda insensatez. Ahora pretenden culpar a la OMS de que no les había avisado, teníamos datos de la gravedad en otros países y cercanos, no hacía falta que nadie nos indique lo que debemos o no hacer. Es más, otros eventos sí fueron prohibidos o al menos se recomendó no llevarlos a cabo. Pero ese pacto de gobierno con Podemos les impedía echarse atrás para con los sueños de la que será posiblemente la peor ministra de la historia de España: Irene Montero.
Ahora es tarde, pero al menos Carmen Calvo e Irene Montero debieran estar fuera del Gobierno.
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