El riesgo de cagarla
El confinamiento en las viviendas impuesto a la población como medida preventiva frente al contagio del coronavirus es un acontecimiento inesperado que ha limitado nuestra libertad de movimiento y reunión de manera drástica en pro del interés general, y el cual vemos disiparse conforme pasan las semanas y disminuye la insostenible catástrofe sanitaria que tuvo lugar hace un par de meses. Ahora bien, ello no significa pasar a un estadio de alborozo en el que la prudencia quede desplazada por la distracción e imprudencia social, porque el peligro continúa vivo y el riesgo de cagarla también. Por desgracia, algo que no aporta ni sirve de ayuda alguna para superar esta dura y costosa situación es la gran cantidad de bulos y sandeces que fluyen por minuto a través de las redes digitales de comunicación social.
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