El Gobierno da la talla

Puedo alabarles ahora, siento que debo ser justo porque también les censuré cuando pensé que debía hacerlo.

De entre todos los políticos que tenemos a bien padecer, de los pocos que dan la talla a pesar de la fuerte campaña dirigida por las extremas derechas (Vox y PP) están en el Gobierno: Pedro Sánchez (crece como político y aguanta sin límite), María Jesús Montero (una ministra y portavoz del Gobierno de España que demuestra una personalidad y empatía dignas a destacar), Nadia Calviño (ministra de economía y empresa, todo en una pieza, respetada y una gran profesional), Arancha González Laya (ministra de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, buen fichaje)... están realizando una labor espléndida a pesar de las críticas de los mediocres de toda la oposición, a excepción de los que siempre sacan tajadas del PNV.

Podría incluir a la única de Podemos (Yolanda Díaz) que saca buena nota (también está en el Gobierno) por su labor en defensa de los trabajadores y colectivos más vulnerables. José Luis Escrivá, Luis Planas, Marlaska, Celaá, Margarita Robles... que critiqué cuando lo merecían, ahora crecen también y merecen esa oportunidad.

A Pablo Iglesias tengo más reproches que méritos para destacarle, pero debido a su insistente defensa por sacar adelante el "ingreso mínimo vital", para ser justos, hay que darle un aprobado, ya que ese ingreso mínimo es algo tan necesario como honrar la existencia de todos nosotros. Otros no, se dicen católicos y están en contra de este ingreso mínimo vital, temen que se vuelvan ricos por cobrar 700 euros, que les darán para dar de comer a sus hijos y no robar para ello. Algunos no, algunos se empeñan en honrar a los ricos, a los grandes empresarios, ignorando que si llegaron a ello fue por el esfuerzo de sus trabajadores, por unos gobiernos mediocres que les consintieron acumular sin pagar los impuestos proporcionales en comparación con el resto de mortales, y en muchos casos por herencias sin mérito personal. Salvo aquellos que destacaron en su profesión alcanzando el patrimonio que generaba su dedicación. Pero todos sabemos que no hablamos de estos últimos.

A pesar de los meses duros que llevamos por este coronavirus, los componentes del Gobierno están dando la cara, están mostrando aguante y serenidad, creo que se merecen una oportunidad por parte de todos. Lo que han logrado arañar a la tacañería de los norteños europeos para paliar las consecuencias de esta crisis es para colocar en un marco y ponérselo a Rajoy y a Aznar en la cabecera de la cama. ¿Recuerdan aquello de pedigüeño que llamaban a Felipe por pedir más fondos europeos por la reconversión industrial que luego les sirvió para aquel milagro económico del corrupto de Rato? Rajoy rescató bancos, Pedro y su equipo rescatan familias, ¿aprecian la diferencia?

Saldremos de este virus, saldremos de esta crisis como salimos de otras, y este Gobierno merece seguir con todos los honores. La oposición seguirá pataleando, seguirá manifestándose en descapotable, seguirá apropiándose de banderas y Guardia Civil, pero todos sabemos que ser buen ciudadano y patriota no es enarbolar banderas, es gestionar los recursos para apoyar a las familias, trabajadores, autónomos, pequeños empresarios, dar impulso a empresas en problemas, no dejar a nadie con la posibilidad de reflotar su medio de vida (me acuerdo ahora de los medios de comunicación, que tanto nos han acompañado en estos meses de reclusión y que las pasan canutas para subsistir)..., dotar de funcionalidad y medios a los funcionarios para disponer de un Estado del bienestar que no nos coja desnudos como el covid-19 por esa derecha que restó recursos a la sanidad pública mientras ellos robaban a manos llenas allá donde gestionaban nuestros recursos; vaciando las arcas, mientras se repartían sobres como churros, llenaban de fajos de billetes los altillos de suegras y las cuentas en Suiza.

Mientras tanto, seguirán mostrándose pletóricos sin pudor alguno personajes por aquí y por allí, pensándose patriotas cuando no son más que tristes sujetos sin más sentido existencial que defender su prepotente egoísmo personal al servicio de los poderosos y ricos. Mira que solo estamos aquí de prestado, nos quedan pocos veranos y seguimos erre que erre pensándonos inmortales. Al menos, los que se dicen católicos o creyentes, dejen algún resquicio de respeto por lo que dicta su religión, ¡caray! La insolidaridad no tiene cabida en ninguna religión del mundo.

Cuando vayamos a dar malvas, tanto Amancio Ortega como el más indigente se irán con lo puesto. No sé qué empeño tienen algunos (incluso con edades sin más futuro que el recuerdo de un pasado tan insolidario como su presente) en seguir acumulando fortunas hasta el último minuto sin aportar, donar, ayudar... en los tiempos que corren más que lo que les sobra. Sus herederos serán luego esos ricos que algunos dicen merecerla y generar riqueza con ella, que, por ello, luego tendremos que perdonarles impuestos porque de lo contrario se la llevarían fuera. ¡Pues que se vayan! No sin antes retraerles del patrimonio lo que su papá dejó de pagar por años. Lo vemos con esas empresas (ya sean de automóviles, aluminios...) a las que se les dio todo tipo facilidades para colocar sus fábricas aquí, se les subvencionó con muchos millones a muchas de ellas y cuando vienen retorcidas se van, dejando un reguero de dolor y desempleo que alguien tiene que aportar sentido a toda esta planificación de competir sin límite. ¿Esa es la vida que pretendemos? De verdad, ustedes pueden disfrutar de su bienestar mientras ven cómo a nuestro alrededor crecen la desigualdad y la necesidad.

Un abrazo para todos, para los que se lo merecen y para los que no.