Hogar, dulce hogar
A diferencia de la canción “Home, Sweet Home”, que se hizo intensamente popular en el siglo XX, que provocó la deserción de muchos soldados del Ejército de la Unión en la Guerra de Sucesión (1861-1865), por la melancolía y la añoranza del hogar que suscitaba su letra, y que tuvo que ser prohibida entre sus miembros, el confinamiento a que nos hemos visto obligados por la pandemia durante el estado de alarma está generando un cierto rechazo del hogar, a pesar de sus múltiples bondades.
El hogar, tal como lo entendíamos, ha dejado de ser solo el núcleo de convivencia familiar, para convertirse en muchas más cosas. Durante el confinamiento hemos convertido nuestros hogares en gimnasios, pistas de atletismo, biblioteca, escuelas, guarderías, enfermerías, hospitales, y oficinas.
En este periodo hemos tenido tiempo para todo. Para conversar, para comunicarnos con familiares y amigos con quienes habíamos perdido el contacto, para leer, ver películas y series de televisión, hacer deporte, cocinar y un sinfín de actividades que han surgido como consecuencia de disponer de tiempo para ello.
El hogar, ha sido, para muchos, durante la pandemia, el dulce hogar que dice la canción, y para otros un encierro forzoso entre cuatro paredes que ha provocado multitud de conflictos y que dejará secuelas psicológicas durante mucho tiempo.
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