Somos un mundo
La crisis provocada por la pandemia nos demuestra que somos un mundo. Ya lo había demostrado el cambio climático, pero de qué sirve legalizar contra él, si otros países nos venden la electricidad o productos con gran huella de carbono que dejamos de producir.
Toda crisis global de la categoría de las anteriores, cuando confluyen, obliga a buscar una oportunidad de futuro en las innovaciones: son todo un reto. Pero no es apropiado perder energías caminando en dirección contraria para dar respuesta a una pregunta incorrecta. La pregunta de “¿ir o no ir a una manifestación?” es banal frente a “¿salir o no salir a la calle?”. No importa dónde vayas si sales a relacionarte con otros que también salieron de casa. La pregunta no es “¿protegerte tú o no?”, sino “¿protegerás tú a los demás mientras sales para producir?”. La inmovilidad para el ocio es importante, pues así la fatalidad no se propaga en balde: esta es la trampa para nuestro país. Hemos de aceptar las dificultades de la dirección correcta, no la comodidad.
¿Qué tipo de siderurgia innovadora puede ser posible en Asturias? Suecia hace tiempo que se hizo la pregunta y, puesto que dispone de centrales nucleares suficientes, está desarrollando la siderurgia del hidrógeno con obtención de acero en horno eléctrico. Sin centrales termoeléctricas de carbón, ¿de dónde sacaremos la energía sin tener que importarla? Esa coletilla de “sin tener que importar” es otra de las cosas que nos ha demostrado esta pandemia. Por eso se hace incuestionable dar respuesta a “¿de dónde sacaremos tantas cosas y economía?”. Una respuesta para la energía es la mar y las mareas. Con parques eólicos marinos para la obtención de hidrógeno que se quemará con biomasa en centrales térmicas reconvertidas y se utilizará en motores con pila de combustible. Otra respuesta está en el pequeño consumo: las comunidades de vecinos que estén pensando en cambiar el tejado, que piensen en placas solares. Pero, sobre todo, si vamos a una Asturias como una ciudad extensa, además de ahorro energético, se debe procurar generar energía de todo y desde todo.
La propuesta de un campus con centros de investigación corporativos para la energía marina y su parque tecnológico en El Natahoyo, con los Astilleros Armón y la Calderería Pesada de Duro Felguera abriendo el camino, no es algo como para menospreciar si se busca una salida a este callejón de la energía. Porque la pregunta a hacerse es: ¿cómo podremos cambiar de ocupación a tanta gente que ahora desarrolla trabajos poco productivos con falta de realización personal?
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