Publirreportaje catastrófico nada competencial
Leo un titular aquí mismo, en LA NUEVA ESPAÑA (siempre desde ese amor tan hermoso que siente por la enseñanza pública), que dice así: "El próximo curso será 'catastrófico', sobre todo en la pública, alertan las academias". Con la esperanza de leer debajo del mismo algo similar a "corran, vayan apuntando ya a sus hijos e hijas, pobre gente que no ha avanzado materia, ya que el mundo se les vendrá encima en cuanto llegue septiembre, se abrirán brechas en la superficie terrestre y los logaritmos neperianos no vistos se los van a devorar". Todo un publirreportaje muy bien pensado y estructurado que me hace pensar en todas esas horas de coordinación con mi departamento para elaborar materiales competenciales la mar de divertidos, debatiendo si sería mejor centrarse en tal o cual competencia clave, decidiendo qué plataforma sería la más adecuada, etc. Todo ello aderezado con una labor de tutoría que, en primera instancia, trata de resolver eso que llaman brecha digital, que no es más que una simple y llana brecha social, sin más. Porque, claro, la chavalada viene al aula y ahí nos igualamos todos, pero, ay, en casa... en cada casa ya tenemos otra historia que viene muy condicionada por las circunstancias vitales de cada cual. Eso, al parecer, se resuelve de un plumazo en las academias, que a fecha de hoy (2 de junio, repito) se acuerdan y consideran que no avanzar materia es un error, que lo importante es sumar más y más contenidos en unas circunstancias adversas en vez de tratar de aprender lo más posible de la situación tan extraña que estamos viviendo, en vez de aplicar con empatía una enseñanza vital que nos pueda servir para el futuro. A todos y a todas. Aun así, sí que en algunos centros educativos de la concertada han avanzado materia. Son unos máquinas. Todavía me acuerdo lo que me costó explicar qué era eso de "la concertada" a mis compañeros y compañeras de un instituto de Londres en el que trabajé hace ya 18 años. Público y con una gran cantidad de alumnado en situación difícil, casi de exclusión social, todo un reto. "¿Pero qué mierda es esa de que un centro privado recibe dinero público? Pública o privada, no hay un término intermedio", era básicamente el resumen de la opinión de mis colegas allá en Phoenix High School. Y ya veis, aquí no solo reciben dinero público, sino que avanzan materia desoyendo las instrucciones de la Consejería de Educación, porque ellos lo valen, y porque puede que no sepan qué narices es eso de la brecha digital (quizá, acaso, puedan pensar que ese término se utiliza cuando se te rompe la pantalla del móvil o del iPad. No lo sé).
En fin, que voy a seguir regando con ganas y buen fertilizante esos "aprobados regalados" para que así pueda desde mi modesta posición como profesor de Inglés de Secundaria contribuir a que en septiembre nuestras queridas academias puedan sacar músculo y abrir a nuestro alumnado ese enorme mundo del conocimiento universal del cual los hemos privado estos meses de cachondeo educacional y jolgorio pandémico competencial.
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