Zapatero, a tus zapatos
Me da vergüenza y estupor a partes iguales que el periódico de más tirada en Asturias y en parte de otras regiones dedique semejante cantidad de espacio a dar voz a cuatro personas que trabajan en distintas academias para que digan lo que les venga en gana sin ningún tipo de freno ni pudor. Vamos a suponer que el titular hubiera sido: “Los profesores de la pública auguran un año terrible para las academias” y que en dicho artículo mencionaran algunas personas escogidas al azar lo penoso que va ser en este curso próximo la vida de los profesores de las academias, que tienen que dar asignaturas que no son las suyas, que ganan poco y que con la crisis les va a bajar el número de alumnos apuntados. No les habría hecho ninguna gracia, seguro. También podríamos comentar que ciertos ilustres y megasabios de las academias, así en general, les hacen los deberes a los alumnos en vez de reforzar o de explicar bien lo que cada cual necesita y que muchas veces nos quitan autoridad a los docentes diciéndoles a los padres que es rarísimo que suspendan porque en sus templos del saber hacen las cosas que las bordan.
Me parece un atrevimiento insostenible meter semejante cizaña y generar un gran malestar docente en la enseñanza pública. Mal a quien tuvo la genial idea de publicar un artículo lleno de inexactitudes y mentiras y un muy deficiente por la ignorancia que manifiestan los que allí se expresan con tan poca fortuna. El problema, según Clases Manuela, es que nadie quiere trabajar. Si no fuera porque soy una persona educada le diría yo cuatro cosas sobre lo que estamos trabajando, pero no voy a dar explicaciones ni decirle a nadie lo que cientos de profesores estamos haciendo. Esa frase demuestra un burdo desconocimiento sobre muchas cosas buenas de la Enseñanza Pública.
Critican también a la Consejería por decirnos que no avancemos materia. Creo que en este punto de la historia ya quedó claro que lo más importante en esta crisis tremenda no era seguir avanzando el temario como si nada estuviera pasando, sino mantener un sano equilibrio entre las distintas situaciones familiares/sociales y la escolarización. Cuando hay una pandemia mundial, los alumnos no se enchufan al ordenador al día siguiente como si no pasara nada y siguen estudiando en casa, cada uno en su habitación y con su ordenador. Mucha demagogia veo yo ahí.
Pero menos mal que tenemos a estas personas abnegadas, trabajadoras y súper generosas que dan clase gratis (?) y hacen la labor que nosotros, los vagos irredentos de siempre, no hacemos por deporte.
Gracias a Pablo, a Valerie, a Cristina y a Elena por hacer nuestro trabajo.
Y no se olviden de apuntar a sus hijos a una academia el año que viene, que ahí es donde ellos van a aprender de verdad verdadera todo lo que nosotros no les enseñamos.
En la enseñanza pública hay de todo, como en la concertada y como en las academias.
Pero en las academias, además hay adivinos.
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