Un paseo por la educación
Después de haber leído y escuchado diversas opiniones y posturas respecto a la educación en nuestro país no puedo por menos que alzar mi voz y expresar todo lo que bulle en mi cerebro.
Antes de nada, he de decir que soy docente, trabajo en la pública y tengo hijos estudiando en la pública y en la concertada. Algunos de ellos han necesitado a veces refuerzo de las academias y yo misma trabajé dando clases particulares y en academias, mientras estudiaba. Lo que quiero expresar con todo esto es que todos tenemos sitio en la educación, todos los docentes nos preocupamos por nuestros alumnos, por su entorno, por hacer de ellos personas responsables, con criterio, opinión y conocimientos; independientemente de nuestro lugar de trabajo.
Lamentablemente da la sensación de que para expresar nuestra valía es necesario denostar a otro. Lo veo en nuestros políticos, en mi trabajo, en mi familia... ¿por qué? Claro, cuando estás escalando tienes que pisar sobre algo para ir ascendiendo. Sin embargo, cuando vas caminando disfrutas del paisaje y dejas que tus pies te dirijan sin más. Nuestro objetivo no es la cumbre sino el paseo. Os recomiendo a todos que paseéis por la vida, por el trabajo, por la familia, los amigos...
A los políticos les ruego que no utilicen la educación, que no la politicen, que de una vez lleguen a un consenso que tenga como prioridad a los alumnos. No se puede cambiar la ley como si fuera una chaqueta. Los que a veces pasamos frío o en otras ocasiones no podemos respirar ahogados de calor somos los docentes y esto afecta a los alumnos que, desgraciadamente os recuerdo, son el futuro. Inviertan en educación. La realidad es que el aula es una mini-sociedad. Tenemos alumnos con graves carencias en su entorno, otros sin acceso a medios digitales, otros con un entorno favorable, con gran interés, con ilusión, sin ambiciones, con objetivos claros... y así hasta llenar el aula. Con todos ellos construimos la sociedad del futuro, en la privada, en la pública, en la academia y en la concertada. Pero, en esta pandemia que se habla tanto de la brecha digital, ¿de qué me sirve que le demos en préstamo a un alumno un ordenador si en su centro no tiene uno y no ha podido trabajar la competencia digital? Este agujero no se cubre con un parche. ¿Y los docentes? Todos dedicamos horas y horas y horas para manejar las nuevas tecnologías, no recibimos formación que no salga de nuestro tiempo y nuestros bolsillos. Lo hacemos por nuestros alumnos, aunque nadie nos reconozca las horas de formación y nuestra labor a veces permanezca en lo oscuro de nuestros departamentos, ordenadores, hogares o cualquier otro sitio que tantas veces nos inspira para educar y enseñar a nuestro “público”.
Vivimos, por suerte, en un país donde cabe la izquierda, la derecha, el centro, el no tan centro, mientras tengan votantes. De igual modo cabe la pública, privada, concertada y academias mientras haya familias que las escojan. Que cada uno trabaje por su público, los políticos (tanto si están en el poder como si no) por el bien de toda la sociedad, los docentes por sus alumnos y así podría hacer una lista infinita. Trabajemos por los demás y hagámoslo lo mejor posible.
Por lo demás, ¡soy libre y puedo escoger!
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