De charlatanes y trileros de guante blanco
Cuando yo era niño, y de esto hace ya casi ocho décadas, los domingos me llevaba mi abuelo al mercadillo en mi Mieres natal, allí decíamos y aún hoy se dice, ir a la plaza, ya que el mercadillo en Mieres se ubicaba y se ubica en torno a la Plaza de Abastos. Había entonces, en aquellos tristes años de posguerra, unos señores que se denominaban charlatanes, y que eran verdaderos magos de la palabra fácil y la demagogia; por un duro, cinco pesetas, para quienes no conocieron la pesetina, te ofrecían poco menos que todo el tesoro de la cueva de Alí Babá, lo hacían con tanta gracia y habilidad que resultaba para muchos imposible resistirse a la tentación de comprarles las baratijas engañosas que estaban ofreciendo.
Me viene todo esto a la memoria, porque leyendo LA NUEVA ESPAÑA del domingo 7 de junio veo que el líder de Podemos, el señor Pablo Iglesias, emulando, a mi entender, a aquellos hábiles charlatanes que acabo de mencionar, dice entre otras cosas: “Que defiende el escudo social del Ejecutivo, opuesto a los recortes de 2008”. ¡A ver si me entero! Según yo había entendido los recortes a los que él hace mención nos los impuso la UE a cambio de no ser intervenidos, como les pasó a Grecia, Portugal e Irlanda. En el caso de Grecia, parece ser que hoy los pensionistas están cobrando pensiones equivalentes al 60 por ciento de lo que cobraban antes de hacer caso a cantamañanas y charlatanes que llevaron al país a ser intervenido; cosa que según parece, también nos hubiese pasado a los españoles de haber seguido con las políticas de despilfarro, a mi entender, del señor Zapatero. No se puede gastar lo que no se tiene.
Este señor y más de uno como él deben creer que la riqueza para poder repartirla viene cada madrugada a cada pueblo y ciudad de nuestro país en forma del bíblico maná, y no es así. Quien quiera repartir riqueza primero debe preocuparse en generarla. A mi entender, con políticas de subvenciones a troche y moche, por todas partes, lo único que se consigue es acabar convirtiéndonos a todos en verdaderos parias; que es lo que demuestran señores que, como él, defienden ciertas ideologías trasnochadas y fracasadas en todo el mundo. Creo que juegan al “cuanto peor mejor”. Si el rebaño anda descarriado, ahí están él y sus adláteres para pastorearlo. Algunos creemos que con cuarenta años de dictadura y pastoreo estatal ya fue suficiente. Guárdense su prometedora protección para quienes les crean; algunos ya venimos de vuelta de la época de los charlatanes. Los trileros, para los tontos o los incautos; los demás ya los tenemos muy vistos.
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