Ya nos lo habían dicho
Cuando se ve un iceberg, se ve una octava parte. Cuando se ve esta pandemia a través de una muestra estadística, comprobamos que hay personas que sin síntomas han dado positivo, y que, parte de ellas, pueden seguir contagiando: son los asintomáticos transmisores.
Al principio, en marzo, tuvimos una etapa inflacionaria. Por eso, de pronto, se mandó parar. La urgencia sanitaria y la lluvia de datos impedían ver lo importante: quién transmitía el virus. Aprovechando Semana Santa solo quedaron trabajando los esenciales. Íbamos de 14 días en 14 días para poder ver cómo se comportaba la pandemia. No se trata de una pandemia estándar con “paciente cero”, sino que en esta los “pacientes cero” ni enferman ni se mueren para poder detectarlos, aunque sí vemos varios días después los brotes que van generando. A esos originales “pacientes cero” los vamos detectando más por casualidad que por concentración de datos e investigación. En las fases de desescalada, ya sin la urgencia sanitaria, se intenta localizar a esos asintomáticos transmisores porque son la prioridad. Sin embargo, no parece que tengamos gran éxito. Si os lo preguntaran por dar positivo, ¿recordaríais con cuántas personas fuera de vuestro grupo os habéis relacionado en los últimos 14 días? Así que lo más probable es que solo pudiesen localizar al “paciente uno” de tu propio brote, pero no al asintomático que lo provocó. Con ellos sin controlar, podríamos volver a un nuevo estallido viral. Aunque, si les ponemos mascarilla al obligar a todo el mundo, quizá nos ahorraríamos la etapa inflacionaria.
Hacer un seguimiento de los muertos entre los diagnosticados (la parte del iceberg visible) no es difícil. Pero más fácil sería comprender, si quisiéramos hacerlo, que puede haber muertos sin diagnosticar, y un aumento de muertes por otras causas, a consecuencia de las medidas que tuvimos que tomar durante la pandemia. Aunque la heladora realidad, para evitar las muertes y no tener que contabilizarlas, son los asintomáticos que hacen crecer la calamidad. No vale ofuscarnos con otras cosas, la realidad ya nos la habían dicho desde Wuhan: 14 días de incubación (asintomáticos que contagian y luego se detectan), con asintomáticos que no se detectan y continúan transmitiendo el virus, e incluso con gente que, habiéndola pasado, vuelve a dar positivo.
¿Se imaginan lo que ocurriría si nos preocupáramos de lo que realmente importa? ¿Qué pasaría con la búsqueda de asintomáticos? Olvídense de lo que he dicho, no vayan a crear una persecución de asintomáticos como la que ya se ha hecho con los muertos; pero recuerden que el inmune “Titanic” chocó contra la parte no visible de un iceberg, porque iban preocupados por otras cosas.
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