El ingreso mínimo vital no es El Dorado
Como comentario acusativo a la aprobación del Real Decreto-ley 20/2020, por el que se establece el IMV, decía Santiago Abascal en un twit chorra, de esos que suelta de vez en cuando, que "todas las personas que lleguen en patera tendrán derecho a cobrar el salario mínimo vital".
La ley que regula esta subvención, claramente, no lo permite, Santi.
No obstante, hoy aparece en prensa que agrupaciones de izquierdas, capitaneadas por militantes de Podemos, bajo el nombre "Legalización Ya", han suscrito un manifiesto en el que exigen que los inmigrantes irregulares que residen en España, estimados en más de 700.000 personas, sean incluidos entre los perceptores de esta paga.
Por aclarar, los requisitos jurídicos para recibir el IMV, y que afectan a los inmigrantes, son:
1) Residencia legal durante un año (los ilegales no residen legalmente en España); y
2) Estar trabajando legalmente o hallarse inscrito como demandante de empleo (los extranjeros extracomunitarios solo pueden inscribirse como demandantes de empleo si disponen de una autorización de residencia, con reconocimiento de acceso al mercado laboral (algo que evidentemente no poseen los inmigrantes ilegales).
Aparentemente no hay resquicio legal para que los ilegales puedan cobrar la referida prestación, pero teniendo en cuenta que Podemos, un "retorcedor" de leyes amparado por cierta judicatura, está por el medio, no me extrañaría que al final fuera Abascal quien tuviera la razón (casi 4.000 inasumibles millones/año).
Aparte de lo positivo de buscar soluciones para los más desfavorecidos, creo que el IMV tiene "inconvenientes" que a medio-largo plazo lo hacen inviable, al incluirlo en un totum revolutum con otros productos y servicios de algunas ONG, Cáritas, Servicios Sociales y "rentas mínimas de inserción" que ya tienen implantadas algunas comunidades. Algunas dudas razonables a considerar:
1.- El Gobierno asegura que va a atender a 850.000 hogares (2,3 millones de personas; el 30%, niños), para lo que dispone de 3.000 millones (la AIReF estimó 5.500 millones), que tras una simple operación matemática, nos da 294 euros/mes por hogar, lejos del mínimo (460), y más lejos aún de lo que debería ser la media previsible, entre los 600 (1 adulto y 1 niño) y los 738 (2 adultos y 1 niño). ¿Y el pastizal que falta? Ah, que al final lo ponen las CC AA, vaya.
2.-Según la última EPA, son 1.074.000 el número de hogares con todos sus miembros en paro; si el IMV va a atender a 850.000 ¿Qué prestaciones van a recibir esos 200.000 hogares aparentemente no cubiertos?
3.-Los cerca de medio millón de perceptores de pensiones de jubilación no contributivas (más de la mitad son de jubilación) que cobran 395 euros al mes. ¿Es justo que queden excluidos por tener más de 65 años?
4.-La ayuda no se puede solicitar presencialmente, por lo que todos los solicitantes que no disponen de un ordenador o teléfono con internet, o un teléfono para llamar a la Seguridad Social ¿se quedan fuera por el inevitable colapso de los asistentes sociales?
5.-El IMV será 100% compatible con las "rentas autonómicas" (y no complementario como se había dicho al inicio), lo que podría subir bastante los ingresos del receptor, y seguro, desincentivar la búsqueda de empleo.
Recuerde, está usted en España, ese extraño lugar de la Europa Occidental donde varias familias con perros, gatos y niños con carencias nutricionales, okupan un edificio para, seguidamente, cuando el propietario reclama su propiedad, denunciarle en la Guardia Civil, por allanamiento de morada.
Un país donde las cosechas se pudren en el campo porque ni españoles, ni inmigrantes viviendo aquí quieren ir a recogerlas; al mismo tiempo, un equipo de uruguayos viene cada año, y por 200 euros diarios esquila más de 6 millones de ovejas, mientras el Gobierno esquilma a más millones de ciudadanos para que financien sus ocurrencias.
Un país donde emerge una nueva clase media-alta: los trabajadores en "negro", con el plus de la paguita complementaria.
Y una nueva clase media-baja: los trabajadores en "blanco", acribillados a impuestos para mantener a la nueva clase media-alta.
Un país donde el Gobierno convierte los hogares deprimidos en una película de Walt Disney, ofreciendo a pocos el "salario mínimo garantizado", a cambio de crucificar a muchos con el "impuesto mínimo garantizado".
Un Gobierno así hace temblar a cualquiera que tenga algo que perder en esta vida. Ah, que usted les ha votado...
Por fin el Mandril, el Farsa y el Patético, a por la Liga. A ver si vemos fútbol las 24 horas.
Saludos cordiales.
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