A Toni el de Villaxarmonde, el de La Torre
Nada más atravesar el umbral de tu bar, lo primero que veía era tu sonrisa y tu
brazo izquierdo acercándose a mí con un par de gordas aceitunas ensartadas por
un palillo, y, si éramos más, otras tantas para cada uno, las aceitunas más
sabrosas, el calor humano más profundo..,la sonrisa más franca y amable..,
podías hacer cuatro o cinco o más cosas a la vez, la barra impecable, devolver el
cambio, servir, charlar, palabras amables para todo el mundo, arrebatarle el
periódico a cualquiera para dárselo a mi madre cuando iba con mi padre a tomar
el café, jugar al mus, fumar un purito, cambiar la tele de canal, y tantas cosas y
tantos años, pero, sobre todo supiste ser el amigo entrañable, el hermano que no
había, en tantas ocasiones; a ver al amigo, a dar ánimos con tu presencia, a
contemplar junto a la cama de mi padre y junto a mi padre, cómo aterrizaba el
helicóptero en el helipuerto del hospital.
El hombre que más abrazos dio a pesar de tener un solo brazo, el que echó
valor a la vida a fuerza de sonreir.
Querido Toni, seguro que ahora estas en Villaxarmonde, mirando al mar. Gracias
por muchas cosas pero sobre todo porque fuiste amigo del amigo cuando la mayor
parte de la gente no sabe serlo, quizás porque se ven sobrados de todo.
Vaya para ti mi amoroso recuerdo.
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