Ave Fénix
Existen personalidades agobiadas, tanto cuando los problemas llegan sin avisar y de repente como cuando lo hacen escalonadamente, avisando el señor juez durante una vida entera; entonces se desentienden de su yo en manos de la providencia, de la beneficencia o de la justicia, y ya no regresan a por él. También las hay que administran su adversidad para evitar colapsar, sabiendo reconocer la grandeza de la vida aún en medio de la dureza de sus envites; encuentran siempre una trinchera en el frente donde protegerse cuando el fuego arrecia; dejan el paraguas a la entrada porque son conscientes de que la tormenta queda fuera, y lo cogen de nuevo al salir, secos y descansados para aguantar lo que venga, lo que los convierte en supervivientes natos y buenos compañeros de viaje que resurgen de sus cenizas amoldándose a las nuevas circunstancias como si fueran las de siempre, consiguiendo con su ejemplo que tú hagas lo mismo, que, aunque seas más pobre, nunca seas menos feliz.
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