El asturyano y su carácter copulativo
La y griega lleva años postulándose para ser a Asturias lo que la ñ es a España. La única diferencia es que nuestro país la incorpora en su nombre y de momento a nos, no nos ha dado por escribir Asturyas. No es una simple variedad diafásica que nuestro propio verbo To be en parte de su conjugación deba decise ye... Ella, la nuesa y griega, ye un signo identitario porque nos define en varios aspectos relevantes de nuestro ser, de nuestro estar y de nuestro parecer.
Lo primero en el carácter copulativo del asturyano. Sin negarle otros méritos, la y griega es una letra de unión. A los asturyanos tataranietos de Pelayo nadie nos discute el honor de ser inspiradores de la unión de territorios que desde la época de los monarcas visigodos viene llamándose España.
Un dato revelador es que hemos conseguido por aclamación popular, sin necesidad de Estatuts ni plañideras, algo que ninguna de las autodenominadas nacionalidades históricas ha logrado. La cooficialidad de nuestro himno, el «Asturias, patria querida», en las reuniones familiares de todo el país. El Asturias de mis amores une a personas de toda provincia y condición de forma tan estrecha que logra el coro completo en los momentos familiares más felices.
Si desposeyéramos al término nacionalista de esa carga peyorativa que tan bien definió Boadella al hablar de «provincias que toman el sendero provinciano» podríamos afirmar lo siguiente: no existe hombre más nacionalista que el asturyano.
Sin embargo, probablemente seamos también los más españolistas y europeístas y mundialistas y vialactienses. Por supuesto no entramos en ningún tipo de dilema existencial, ni romántico, ni del tipo To be or not to be… Un asturyano puede ser esto y lo otro y lo de más allá sin ningún problema. Esto se lo debemos al carácter copulativo del asturyano o quizás al buen xeito que Natura ha regalado a nuestros genes.
Parece ser que nuestro ilustre primo hermano don Salvador de Madariaga ya dijo que el asturiano es el más europeo de los españoles, con lo cual quizás en unos años veamos en las fiestas navideñas a un inglés cantando nuestro himno después del «Jingle Bells».
Paradójicamente, pese a la continua cópula, los asturianos tenemos una escasa natalidad que los estudiosos sitúan en algo menos de un fío por muyer. Este punto merece ser puntualizado, para no dar lugar a maledicencias interprovinciales:
1.-Las calidades de nuestras semillas y tierras están completamente libres de sospecha.
2.-La respuesta a este fenómeno radica en la íntima unión entre el carácter copulativo asturyano y las ancestrales técnicas de autocontrol que hace siglos importamos de Oriente...
3-Esta sapiencia permite subrayar que el asturyano, que es un fenómeno, domina además del coitus interruptus el denominado coitus tantricus sostenibilis.
Sin embargo, esta placentera revitalización del sexo tántrico astur que estamos viviendo tiene también sus sombras. Tienen que ver con la incertidumbre laboral que sufrimos. Los padres asturyanos prefieren no tener hijos a tenerlos desarraigados mundo adelante por la carencia de trabajo en nuestra región.
Esta paradoja y estos fantasmas, protagonistas de parte de nuestra historia más reciente, no van a perpetuarse. Como no podría ser de otra forma somos los asturyanos orgullosos de nuestro carácter copulativo quienes damos la solución... Copulando tres lugares claves para nuestro desarrollo que van a agrandar el radio de prosperidad a toda la provincia, y muy especialmente al riquísimo y desaprovechado suroccidente de Asturias.
Nuestra primera autopista trazada en el centro-oriente de la región para enlazar las ciudades de Oviedo, Gijón y Avilés ha sido en buena parte el motor de la economía asturiana en los últimos años. Esta infraestructura, con su forma de y griega, ha posibilitado que el corazón industrial asturiano latiese con fuerza impulsando el desarrollo de todo el Principado.
Hoy, excavados ya más de 2/3 del túnel de Rañadoiro, Asturias está a punto de ver la luz en estos tiempos de crisis. En abril de 2009 será más realidad un proyecto que, de nuevo con forma de y griega, dota a Asturias de una nueva perspectiva por fin sin montañas. Nos convierte en una de las regiones claves para la distribución de productos procedentes de la Europa cercana a Greenwich y con destino España y Portugal. Esta y griega vincula, por supuesto, tres lugares, mira a España, mira a tierra firme y es expansiva. Es una y griega bien dibujada, casi artística, que tiene rabito y todo. Guiña el ojo derecho, con irresistible seducción a otras zonas olvidadas castellanoleonesas y gallegas, sabiendo que El Bierzo y Orense aplauden y acompañan nuestro esfuerzo. Y une en este caso tres puertos o puertas como a mí me gusta denominarlos. El puert@ de El Musel, el puert@ de Pajares y el puert@ del Rañadoiro.
No está mal en ningún caso encomendarse al número tres, que, según la numerología, representa a la divinidad. Trino es el Dios de los católicos, trinas son las pirámides y tres, los Reyes Magos. Pidámosles a estos tres visitantes nocturnos, ya que es Navidad y ellos magos, que estas tres puertas unidas por la cópula asturyana nos traigan años de prosperidad.
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