Aventuras de una teta de palo y la sapiencia de "les percebes"
-Censurola: Teta, no. Mama.
-Señorita In: Oh, lo siento. Los eufemismos me alteran y dejo de ser yo cuando los uso. El léxico de las lenguas es prolífico en cuestiones del querer y del no querer. También es muy amplio el repertorio de insultos a la inteligencia y a la sapiencia sapientísima.
-Censurola: Por favor, señorita In. Este espacio es utilizado por personas que se sienten ofendidas si leen teta y no mama.
-Señorita In: Me expreso como me enseñaron en mi casa. En mi humilde familia nuestra mater familiae o como se diga me enseñó a levantar el dedo corazón al tiempo que se dice: "Quedóme así de cuando la guerra".
Cuando la ausencia de un órgano hiere tus sentidos más íntimos, tranquila. Los sapientísimos te reconvierten en una muñeca de de esas que se dirigen al portal de Belén o en Power Ranger con atributos de aguja bien elaborados y ensamblados, con mucha técnica sabrosa sabrosona. Vergonzoso es que te amputen una teta porque te quedará una cicatriz inasumible por tu naturaleza antropológica. ¿Qué digo? Por tu naturaleza antropomórfica. Solo sé que no sé nada y se me luenga la traba al articular tan inarticulables acepciones. Así decían los payasos de la tele, o eso me contaron. También me cantaron allá por el siglo pasado que había una vez un lobito bueno al que maltrataban todos los corderos.
Un clan muy respetable repleto de istas, anos, ieros, eras y demás familia de la especie de les percebes te dirán convencidos que una teta de palo es lo mejor que puedes ponerte para lucir tu nueva fisonomía. Esa que las superheroínas lucen en las series televisivas. Monitas y sin ninguna utilidad. Siempre necesitan protección. Las superheroínas disponen a su lado de un superhéroe que las cuida y que las protege. Para las tetas de palo es recomendable una carcasa como las que se usan en Lacrosse, son efectivas para coces y artimañas maléficas y protegen tu feminidad de los golpes pseudoculturales.
Eso sí. Eres mujer y tu fisonomía es muy importante. Si la pseudorrecuperas nadie percibirá que has sufrido un cáncer de teta. Perdón, de mama. Lo más importante es lucir un buen biquini acompañada de un zumo de parchita en las islas Fiyi. Yo para ser feliz quiero un camión. Esto último no es de mi invención, por si algún lector no se da cuenta. La canción es muy famosa, pero siempre hay pulpos en garajes que todavía no han disfrutado de su melodía.
Cuestión importante que se debate mucho en los círculos sapientísimos es el tamaño de la pechonalidad a reconvertir. Recuerda que no posees capacidad de adaptación a una cicatriz de guerra. Debes ser deseable y monita. Monita y sufridora desde que naces. Eres mujer y tienes esa responsabilidad. Ante todo, una buena pechonalidad que te defina.
¿Dolor? ¿Mucho dolor? ¿Sensación de cuerpo extraño? ¿Sensación de opresión física? ¿Insensibilidad? ¿Opresión mental? Lo importante es el tamaño de tu pechonalidad; no si tienes cuidador o si tu sobrevivencia se resiente. Sufre, mamona, es para lo que has nacido. ¿Tu profesión? No importa que no terapeutes con caballos por si te dan una coz o si no puedes soportar el tirón de un perro de asistencia. Eso qué supone frente a una fisonomía monita. La comunicación de las personas es secundaria, prescindible. Es preferible que se mantengan calladas y silenciosas. Sumisas. Que se comuniquen como lo hacen, con perretas.
Pienso en la ensalada de esta cuestión y me vienen a la mente el entramado de artículos científicotemáticos confirmados por las estadísticas. Claro, yo soy un eurlier y no cuento. Lo que opinemos está de más, no pertenece a la curva normal. Somos pocos o eso dicen las malas lenguas. Para solucionar esto solo debes aborregarte y sentirte culpable porque no quieres ese tipo de dádivas tan demandadas en el mercado mercantilísimo de las ciencias édicas más actualísimas. Debes sentirte muy agradecida.
¡Cuidado si mercachifles sapientísimos pertenecientes al contubernio judeo-masónico científico atomista decimonónico te aconsejan una teta de palo! Te puedes arrepentir profunda y profusamente de tal decisión dada su irreversibilidad. ¿Qué importancia tiene que te sometas a una cirugía plástica reconstructiva? Tengo entendido que esos dolores compensan y te hacen olvidar el cáncer. ¿Que no sientes la teta? No importa, estás muy mona. Y si hace falta te arreglo las dos para que estés más contenta, y además es gratis. -¿Gratis? -Sí, es una suerte que se te ofrezca esa opción.
¡Cuánta sapiencia! ¡Cuánta cirugía! Tengo entendido que este tipo de lotería no es considerada como una suerte. U sea, que es una suerte la presencia de un sapientísimo de esos que te embellecen con tetas de palo. Aunque te duela, aunque te impida respirar y aunque te recuerde día y noche que has sufrido un cáncer de... de eso, como se diga.
-Censurola: Este tema es serio, por favor. Respete usted a quien se decida por una opción tan suertuda.
-Señorita In: Claro. Lo verdaderamente importante: Teta no, mama. Por cierto, ¿andanda andarás psicopncólogo de las narices? -¿Psico-qué? -Nada, pensaba en alto. Palabros raros que aprehende uno en la Universidad de la Vida. Ese tipo de especialistas no importa, tu personalidad no importa. Importa tu pechonalidad y su tamaño y la talla de tu biquini amarillo. En estos casos los ólogos son casi prescindibles, no se demandan en el mercado édico del nombrado contubernio. Eso tengo entendido.
-Censurola: Si no es capaz de tomarse en serio este tema, no permitiré la publicación de esta nota discordante.
-Señorita In: Lo sé. Las estadísticas hablan de felicidad y de satisfacción. El tema es serísimo. Serio como Dada. En pie ante Dada, en pie como ante la bandera. Esto último no lo he escrito yo, lo estudié en Literatura. Esa asignatura tan poco conocida que se imparte en Bachillerato. Debo reconocer que mi estado bipolar se encuentra insultante (perdón), quería decir exultantemente elevado y me vuelvo verborreica ante tanto desaguisado. Creo que el especialista al que visitaré en los próximos días será uno de esos sapientísimos de la lengua que me enseñe expresión y comprensión; que me ayude a comunicarme mejor con mis congéneres y coetáneos culturales de tan buena y trascendente cultura occidental. ¡Vivan las tetas de palo! El tamaño importa y los camiones te hacen sentir una felicidad inalcanzable. Una felicidad ilusoria perteneciente al universo para lelos en el que vives, cómplice de mucha ensalada técnica, implantosilicónica y quirúrgica. Bueno... Igual me equivoco en lo subjetivo de mi apreciación. Es lo que tiene el conocimiento banal, no es un conocimiento fiable. Fiable es el conocimiento científico falsable.
-Censurola: Señorita In, absténgase de hablar. Recapacite y medíquese. Está usted enferma y no sabe lo que dice. Guarde silencio.
-Señorita In: Sí, Dada. Por si las moscas, me callo y me tomo las pastillas como una niña buena y obediente. Las revoluciones culturales no son recomendables según las estadísticas inductivas y fiables presentes en las ciencias édicas más actuales. Pueden resultar aversivas para el estado de ánimo. Debo tener fe en las hadas, vampiros, hombres lobo, brujos y superhéroes televisivos. Tenía entendido que la sanidad española está colapsada por la pandemia. Había una vez una bruja hermosa y un pirata honrado.
Oscurantismo deontológico...
Misis Flo
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