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Confieso que he gastado en Ribadeo

7 de Julio del 2020 - Félix Martín Martínez (Tapia)

Los efectos colaterales de la alerta sanitaria se agigantan y van mucho más allá de las primeras consideraciones a simple vista. Primero y más importante, claro, las vidas que se han quedado en el camino. En segundo término, una sutura económica que Dios sabrá cómo seremos capaces de coser. La verdad es que, si de los debates parlamentarios nos tenemos que fiar, tanto los que tienen lugar en las Cortes Generales de España como los del Hemiciclo autonómico asturiano, hilvanados solo con insultos y puñaladas, con historicismos e historietas varias, mejor será que nos encomendemos a todos los dioses del Olimpo y más deidades si las hubiere.

Lo cierto es que, a nivel comarcal, la zona eonaviega tiene sus peculiaridades más allá incluso de las afecciones de carácter general, y que por serlo, claro, también nos afectan e incumben. Resulta que tanto los comerciantes como los industriales, los trabajadores de servicios como los autónomos del otro lado de la ría del Eo, es decir, de Ribadeo, nos echan de menos y beben los vientos por los asturianos. Si las estadísticas son ciertas, todo este colectivo de profesionales encuadrados en ACISA alcanza a un total de 1.700 socios. Es decir, casi dos de cada diez ribadenses nos echan de menos. Nada me extraña.

SUMARIO: Acerca de cómo los gallegos suspiran por los asturianos

Nada, porque el nivel de servicios comerciales que este concejo vecino ha conseguido aunar no tiene nada que envidiar al de una gran ciudad. Ribadeo tiene de todo, y además en un puño, es decir, a tiro de piedra. Nada tiene que extrañar, por tanto, que los asturianos del otro lado de la ría no dudemos en cruzar el puente sin pereza alguna. Que tenemos que limpiar en seco un chaquetón de invierno, pues sí; que precisamos una lavandería, una joyería, una zapatería o una boutique de primera división, pues también. Que tenemos que llenar el carro de la compra para todo el mes, las mejores grandes superficies nos esperan. Que si un cortacésped, un móvil de última generación, o contratar los servicios correspondientes a la última oferta de una compañía telefónica, lo mismo.

Pero hay mucho más, el nivel de calidad en la construcción y la oferta de precios en ventas o alquileres de inmuebles han hecho que muchas decenas de jóvenes parejas de la comarca eonaviega hayan elegido Ribadeo para vivir. Y con ello, claro, Asturias acrecienta más aún la fuga de divisas correspondientes a impuestos, plusvalías y gastos varios, etcétera. ¡Será por perres!

Por si fuera poco, a todo este rosario de alicientes, el nivel de hostelería ribadense hace que muchos insalivemos solo con pensarlo. Confieso que en Ribadeo, y con la bandurria entre las manos, disfruto cada año en entrañables noches de ronda. Al fin y al cabo, las más populares canciones de nuestros primos hermanos, como las nuestras, también van en re mayor y se enlazan sin solución de continuidad. Lo mismo que da empezar “En Oviedo no me caso”, que “Catro veyos mariñeiros”; igual “Fui al Cristu y enamoréme”, que “Miudiño”. En esto no hay fronteras, y, todos a una, suena la mar de afinado.

Pues eso, que los de Ribadeo, y después de tres meses de confinamiento, nos echan de menos. Que están locos por nosotros, vaya. Lo cierto es que casi todos los eonaviegos reconocen que en muchas o en todas las ocasiones se han dejado querer por los gallegos de Ribadeo. Hace apenas un par de semanas, colgué en un grupo de Facebook en el que estamos 5.200 tapiegos (más que habitantes tiene el concejo de Tapia de Casariego) una veintena de sugerencias en pro de la llamada “reconstrucción” tras el coronavirus. Ninguna de dichas sugerencias reivindicaba ni el AVE, ni un aeropuerto, ni la Universidad del Navia-Eo, ni el traslado al occidente asturiano de una planta de ArcelorMittal. Pues bien, a mis veinte sugerencias, sosegadas y requetepensadas, meditadas y llenas de sentido común, se añadieron otras dos más (insisto, entre 5.200 posibles proponentes). ¿Alguna extrañeza más en la sala?

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