Retos asturianos en medio ambiente
Subtítulo: La región tiene una riqueza que está obligada a salvaguardar
Opino que en materia medioambiental, seguramente como en casi todo, es necesario encontrar un equilibrio entre el mensaje, en ocasiones apocalíptico de organizaciones ecologistas, fuerzas políticas verdes y movimientos antiglobalización, y aquellos que, o no ven el problema o, peor aun, lo ignoran. El medio ambiente nos incumbe a todos, pero, a la vez, las diferentes zonas del planeta sufren males concretos a los que enfrentarse; en el primer mundo hablamos de contaminación o del reemplazo total –aun inimaginable– de las energías clásicas por las renovables, en los países menos desarrollados se enfrentan al riesgo de deforestación, erosión del suelo o desertificación y, en última instancia, a lo más perentorio: la necesidad de aportar agua potable y servicios de saneamiento a cada ser humano. Por eso, el debate medioambiental es amplio y complejo, y al igual que debe prevalecer el rigor frente al discurso catastrofista, tampoco es admisible la apropiación que la izquierda hace de la defensa medioambiental porque, por poner un ejemplo, tras varios años con Zapatero en el poder, España sigue siendo el país de la Unión Europea que más se aleja de los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para cumplir el protocolo de Kioto de lucha contra el cambio climático. En Asturias la realidad es que falta, por ejemplo, un control riguroso de las emisiones de nuestras industrias; en cuanto a la futura incineradora de Serín, sería lo lógico que tuviera un tamaño sostenible y proporcionado a la gestión de los residuos que va a gestionar; en cuanto a las líneas de alta tensión, decir, por de pronto, que no debieran ser construidas según corredores impuestos por la fuerza; y en el punto relativo al saneamiento, es obvio que si Asturias es una comunidad autónoma verde donde las montañas y el mar se tocan, la apuesta por el saneamiento de los pueblos y villas en la captación y el tratamiento posterior de los residuos antes de ser vertidos al mar se presenta como algo prioritario. Son muchos, por tanto, los retos que tenemos por delante. La marca Asturias lleva implícita una riqueza medioambiental que debemos salvaguardar, pero también es necesario afrontar con espíritu crítico, y denunciar si es necesario, aquellos incumplimientos que finalmente generan daños a nuestro gran patrimonio.
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