Como la vida misma
Hace algunos años que vengo escuchando de un mentor y amigo una expresión recurrente en su idiolecto, y que viene a decir que algo es “como la vida misma”. Desde que mi admirado amigo la dijo por primera vez, supe que necesitaba introducir ese giro en mi propia forma de hablar, pero nunca me había sentido capaz de utilizarla. No lo alcanzaba a comprender.
Y es que a mi amigo y a mí nos separan, además de su vasta cultura, unos treinta años. Tiene la experiencia de una vida que precisamente le permite comprender mejor qué es esto de la vida y afirmar que algo es como ella. En los últimos meses he perdido a varias personas importantes para mí, me he enfrentado a mis propios pensamientos y he descubierto, al menos superficialmente, lo que quiere decir la dichosa expresión. Creo ahora poder comprender que “algo es como la vida misma” cuando es contradictorio, cuando es difícil de digerir, cuando es un trago amargo, cuando te deja hecho polvo, cuando no nos lo imaginábamos, cuando es impredecible, cuando no sabes qué hacer, cuando nada te alivia, cuando dejas de amar; pero, también, cuando es placentero, cuando te hace más fuerte, cuando eres tú mismo, cuando resistes, cuando lees poemas o escuchas una canción mil veces, cuando te reconcilias contigo, cuando amas.
Dice Garci que el cine es una vida de repuesto. A lo largo de estas semanas y meses no he dejado de repetírmelo y refugiarme en la pantalla, en la literatura, en la música, en los recuerdos, en diferentes lugares, muchas veces sin encontrar cobijo. No recuerdo a quién escuché una frase, hace mucho tiempo, que apunté en mi cuaderno y que hoy, querido lector, quiero compartir. “No amas la vida en sí, amas lugares, animales, personas, recuerdos, comida, literatura, música. Y, a veces, conoces a alguien que necesita todo el amor que tienes para dar, y si pierdes a ese alguien te parece que todo lo demás también desaparecerá. Pero todo lo demás sigue existiendo. Puedes añorar a un solo ser aunque estés rodeado de muchos otros. Esos otros son como figurantes, te nublan la visión, son multitud insignificante, son una distracción inoportuna. De modo que buscas olvidar en soledad, pero la soledad sólo hace que te marchites”. Y eso, eso es la vida misma, lo he comprendido.
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