Las residencias de personas mayores: las prisiones del covid-19
Entre los distintos campos de batalla donde se viene librando cuerpo a cuerpo la estéril batalla contra el coronavirus, el de los centros geriátricos se ha revelado como uno de los más vulnerables. La estrategia seguida pasa por la medicalización de dichos establecimientos sociosanitarios, su blindaje al exterior, todo ello guiado por un único objetivo: minimizar el riesgo de contagio. Socializar, humanizar, que deben ser objetivos intrínsecos de la labor desempeñada por dichas instituciones, han pasado a un más que olvidado segundo plano. Ello se traduce para las personas residentes en medidas restrictivas de movimiento, de libertad, de contacto físico/relacional con sus familias y otras personas residentes... Desde que se decretase el estado de alarma allá por los Idus de Marzo de este annus horribilis 2020, el resto de la sociedad ha podido ir recuperando de forma progresiva su libertad, sus rutinas diarias, su ocio, sus relaciones personales. Ello formaba parte de la hoja de ruta de la llamada desescalada hacia la normalidad. A esa normalidad no parecen haber sido llamadas las personas mayores residentes en instituciones geriátricas, irónicamente, principal diana del ataque discriminado del coronavirus. Doble condena para ellas, sin discusión. El miedo de que un rebrote se cebe de nuevo con las residencias de mayores y la ineficacia demostrada en la gestión de dichos establecimientos para garantizar un digno equilibrio entre la prevención sanitaria y el bienestar psicosocial de las personas que los ocupan y sus familias no pueden justificar ni amparar el que deban continuar semiconfinados en sus cuartos, disfrutar de la compañía de sus familiares media hora en días alternos y permanecer al arbitrio de lo que el resto de la sociedad haga en sus ratos de ocio, que es el escenario donde se está comprobando se producen la mayoría de los nuevos contagios. Si al resto de la sociedad se le permite correr riesgo sanitario en libertad, debe exigirse entonces la apertura total de la residencias de mayores con garantías. La salud y el bienestar general de las personas ancianas en las residencias no pasa únicamente por no contraer coronavirus. El aislamiento, deshumanización, reducción de atención afectiva, dinámica “médico-carcelaria” de los centros, escasez de personal... son también virus a combatir.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo

