La responsabilidad individual, el (mal) ejemplo y la asunción de responsabilidades
El editorial de LNE del domingo 2 de agosto de 2020 llamaba a la responsabilidad individual en la adopción de las medidas de prevención de los rebrotes del covid-19, fundamentalmente hoy referidas a la higiene personal, la utilización de mascarillas en lugares públicos y el respeto de la distancia de seguridad en los encuentros personales.
Comparto la opinión y la recomendación consiguiente, especialmente dirigida a los jóvenes como consecuencia de los nuevos casos producidos, pero no puedo olvidar y por consiguiente deseo recordar la ausencia de campañas oficiales de concienciación pública (dejando aparte mensajes triunfalistas y animosos insulsos) a través de los medios de comunicación. Claro que la financiación de lo que hubiera debido ser información clara, documentada, real, sobre todo el proceso de la pandemia resulta menos rentable políticamente a un Gobierno al que parece que le gusta más contar con súbditos mantenidos que con ciudadanos libres, poseedores de criterio para discernir sobre la realidad de los problemas a los que nos enfrentamos.
De otra parte, es obligatorio señalar el ejemplo (mal ejemplo) que los políticos nos están mostrando (conocidos, evidentemente, a su pesar) en el incumplimiento de las normas que ellos aprueban y cuya observancia nos imponen: ver la última sesión "laudatoria" del Congreso de los Diputados al presidente Sánchez, vulnerando tanto los acuerdos de asistencia de los diputados, el mantenimiento de las distancias de seguridad, la (no) utilización de mascarillas -empezando por la propia presidenta- en la sesión, en las comparecencias, así como en el disfrute vacacional en lugar público de la persona (i)responsable del centro de epidemias. Aunque, es justo decirlo, con la honrosa excepción del presidente asturiano, Adrián Barbón, que siempre ha comparecido públicamente con su mascarilla puesta.
Eso me recuerda el texto evangélico, Mateo, 23, 3:" Haced y guardad lo que os digan, pero no hagáis lo que ellos hacen, porque dicen y no hacen", aplicable a estos nuevos fariseos y maestros de la ley. Por tanto, adoptemos y pidamos responsabilidad en los comportamientos cívicos individuales, pero de todos, y exijamos asunción de responsabilidades por quienes no han querido ni sabido velar por el interés de los españoles. ¡Ay de vosotros, que llegará el tiempo de asumir vuestras culpas!
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