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Central térmica del Narcea (y VII)

21 de Agosto del 2020 - Ignacio Pérez-Navarro Flórez (Siero)

Sobre la central térmica del Narcea... y es la séptima carta en LA NUEVA ESPAÑA. Antes una explicación. Sr. Reynés, si utilizo este gran medio (LA NUEVA ESPAÑA) para manifestar propositivamente sobre la situación de la central térmica del Narcea es solo para intentar promover, también, la actitud de las clases dirigentes de las zonas afectada por el desmantelamiento de esa instalación. Jamás podría ser para criticarle o cuestionarle a usted ni a Naturgy ni a su personal.

Cuando insisto desde la primera comunicación, en agosto del 2018, hasta la última, en julio de este mismo año, sobre el no cierre o desmantelamiento de la central térmica del Narcea, no es por una nostalgia sentimental de esa instalación; es, sencillamente, porque ese punto (Soto de la Barca, de Tineo, cerca de Cangas, Salas, Belmonte) ha acumulado a lo largo de su historia una cultura técnica y profesional en la zona, unas infraestructuras magníficas y reutilizables, y unos derechos administrativos que, valorizados todos ellos con inteligencia, no son desdeñables, además de difíciles de obtener hoy. Y que pueden aportar números en el VAN, TIR, WACC, etcétera, satisfactorios para los inversionistas de Naturgy.

Claro, no es fácil olvidar a todos aquellos especialistas y profesionales que pusieron toda su vida laboral y personal en esa instalación, especialmente con algunas familias, la de Belarmino Fernández, de Tuña; o la de Alfonso Cuervo, de Merillés; además de las empresas de servicios que trabajaron en esa instalación.

Pero toda esta gran empresa también fue posible por el buen hacer de los sucesivos responsables de la central, y algunos también del sector hidráulico, comenzando por el primero, don Javier Díaz-Caneja, y finalmente por doña Pilar Luque, sin dejar atrás algunos como Linera, Ángel Álvarez, Villa...

Pero, Sr. Reynés, permítame volver al presente, a la realidad actual. Recientemente, en LA NUEVA ESPAÑA aparece una noticia que comienza así: “Naturgy desveló ayer algunas de las alternativas que estudia para mantener actividad en el entorno de la central térmica de Soto de la Barca (Tineo), condenada al cierre. La energética plantea la instalación de dos parques eólicos (de 40 y 50 megavatios de potencia) en las proximidades y tiene sobre la mesa un plan para la recuperación fluvial del río Narcea (...) La empresa abre de esa forma una carrera de ideas que ‘durará meses’”.

No soy quién para criticar los planes de Naturgy, ni lo haré. Pero sí puedo opinar o dudar. El pasado 22 de febrero, Endesa, Viesgo, EDP y Gamesa renuncian al desarrollo de cinco parques eólicos en Asturias. El pasado 24 de junio, Iberdrola anuncia cuatro parques eólicos en Asturias.

Y no menos relevante en la noticia indicada por Naturgy, de ser cierta, es lo manifestado sobre la apertura de una “carrera de ideas que durará meses”. Permítame, Sr. Reynés, que el término “durará meses”, de ser cierto, habría que corregirlo y mandar un mensaje a donde proceda, más pronto que tarde. Porque el emplazamiento central térmica del Narcea y su entorno no deben ni pueden quedar fuera de los fondos que la Unión Europea (UE) aportará a España.

Los fondos previstos de la UE van dirigidos a reforzar su sistema sanitario y a impulsar la transición ecológica y digital. Y es ahí, precisamente, donde desde el primer momento estoy insistiendo a Naturgy. Investigar, hasta la frontera de lo imposible, la alternativa para la producción de biocombustibles e hidrógeno. Como hacen otros con otras centrales. Seguir siendo una gran empresa energética.

También es importante el mantenimiento en “stand by” del GIII de Narcea -para chatarrearlo habrá tiempo y mejor precio-. El futuro energético español en el 2020 es incierto, frente al optimismo del 2019. La antracita que hay en subsuelo en torno al GIII de Narcea es abundante, la cultura térmica del carbón en Naturgy existe y es joven, los avances en la eliminación/reutilización del CO2 son grandes. Luego no hay razones para destruir algo que tiene tan grandes potencialidades técnicas y económicas.

Una buena entrevista reciente a don Guillermo Ulacia (Femetal) en LA NUEVA ESPAÑA (2-8-2020) definía los cuatro arquetipos que debe tener una industria: la industria de material básico, los servicios intensivos en conocimiento, la actividad metalmecánica y los pequeños talleres. Pues todo esto, Sr. Reynés, se da en Asturias y en la central térmica del Narcea.

Cerrar y destruir Narcea mientras exista una alternativa económica es irracional e injusto, lleva al suroccidente de Asturias a la despoblación. Gran parte de esta zona debe su desarrollo a la antracita y a la Central Térmica del Narcea. Toda esa historia ha hecho que exista una cultura empresarial que puede aportar riqueza y generar empleo de calidad en una industria definida 4.0. Es sabido que gran parte de la economía de España se basa en la construcción, el turismo y el consumo interno, y eso ya no será posible.

Y la gran paradoja de todo esto es que las ideas propuestas en estas siete cartas en LA NUEVA ESPAÑA, más las comunicaciones directas habidas, salieron del Centro de Formación de Puente Nuevo de Naturgy (Ávila) y de la Fundación de Naturgy. Aunque desarrollada alguna posteriormente con investigadores externos.

Perdone, Sr. Reynés, mi insistencia y que me dirija a usted. Soy el escorpión en el cuento de la ranita y el río, pero es que yo no “entré” en la empresa, “nací” en la empresa. Usted ha sido tocado por los dioses, ser presidente de una compañía energética tan potente como Naturgy, heredera de la gran Unión Fenosa, de Moncabril, de Fenosa, etcétera, es uno de los hechos personales y profesionales más trascendentales, profundos e importantes en la vida de una persona. Usted, además, tiene un halo de principios, valores e independencia que le aleja de ser un presidente vicario. Si, finalmente, se consigue dar valor industrial y económico a Narcea, se habrá conseguido repetir la historia que comenzó con don Higinio González Mayo (hay una estatua en Narcea).

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