¡Qué fatalidad, Bardales!
Ya estaba tardando, en el affaire Lastra, la intervención del Foro G. G. Laviana; que con kalaniskov por medio, se entiende que, más que un grupo de reflexión, debe de ser una especie de somatén, como un retén de guardia para intervenciones rápidas en situaciones teológicas y pastorales de emergencia; algo así como los GEOs del clero. Me entero con retraso de que ya intervino Bardales. En qué estaría uno penando, si la intervención de Bardales estaba cantada; que a vivo, a muerto o a rebato, nunca deja él de dar su campanada. Una fatalidad este Bardales, un destino.
Dijo Bardales, en sustancia, que el Lastra se pasó pero que el Arzobispo había hablado como un hombre de derechas. O sea, que se lo buscó. No hay que forzar la simetría para que Bardales nos recuerde a esos jueces que comprenden al energúmeno porque la violada iba en vaqueros. Lastra se fue de la lengua y de la mano al manipular sin consideración los gerundivos episcopales (que se los arrastre por la calle, dijo), pero el Arzobispo había cometido la torpeza de referirse a cierta crisis económica que está pasando por aquí (cuando lo evangélico, al parecer, sería dejarla pasar de tapadillo). Ante tamaña provocación, el vehemente Lastra, que lleva treinta años dejándose la piel por los que las pasan putas, no podía permanecer impasible.
Había dicho el Arzobispo que las medidas económicas llegan tarde y son insuficientes. ¡De derechas! ¿Y si hubiera dicho que estos días está lloviendo a manta? Opinión muy reaccionaria. ¿O que el teorema de Pitágoras sigue yendo a misa? Conservadurismo inmovilista. Con curas como Bardales, no hacen falta Lastras. Con los siete mil que se cargaron en el 36 también se les fue la mano, pero aquellos hombres decían misa, actividad que (por lo menos entonces) no estaba catalogada como de izquierdas.
Bardales tiene muchos amigos y uno se pregunta cómo esa amistad no forma un dique amable que enmiende esa tendencia suya, como obligatoria, a salirse de madre. Al contrario, se nos invita a conmovernos y admirrnos ante la adhesión inquebrantable de esa iglesia con la izquierda; con estos nuevos pobres que, como el pobre Lastra, circulan con chofer en coche oficial de noventa mil euros (que esto lo leí yo aquí, en La Nueva España). ¿No será que fatalidad viene de fatu? Escribió Heidegger (en alemán, que impresiona más) que la nada nadea. A ver si está ocurriendo que entre estos curas la fatalidad fatea.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo