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La ley se aplica de forma distinta según quién seas

8 de Septiembre del 2020 - Manuel Javier López García

En los últimos tiempos en España se está empezando a cuestionar la aplicación de la ley por parte de los jueces de acuerdo al principio constitucional básico y elemental de “Los españoles son iguales ante la ley”. Nada más lejos de la realidad. En mi humilde experiencia como abogado en ejercicio individual durante 25 años así como ciudadano medianamente informado del ámbito de lo que se denomina “política” así como otros poderes como la banca, grandes empresas constructoras de infraestructuras o personajes con gran capacidad de influencia del tipo que sean; no les quepa duda de que los mismos son tratados con la máxima exquisitez por parte de los aplicadores de la ley, los jueces, con todo tipo de posibilidades procesales, presunciones a su favor y, si los hechos son tan tozudos que las condenas son inevitables pese a que alguno de los abogados defensores sean “padres de la Constitución” –causa cierto rubor esta frese hecha– como el caso de Miguel Roca, ya en prisión súbitamente se vuelven altruistas, interesados por los desfavorecidos, recuperan profesiones que nunca ejercieron, etcétera y todo ello siendo instado, en primer lugar, por lo que se llaman las “juntas de tratamiento” que existen en cada prisión y que merecerían un estudio profundo sobre qué tipo de profesionales los componen, en base a qué formaciones, etcétera, y que son las que proponen el paso al tercer grado, que es ya una situación de cuasi libertad o toda suerte de permisos y privilegios a fin de que su corta estancia en prisión resulte lo más confortable posible. A continuación, vienen el juez de vigilancia penitenciaria y el fiscal que lleva los asuntos penitenciarios que, a su vez, dan la luz verde definitiva para que estos delincuentes de “altos vuelos” permanezcan el máximo de tiempo posible lejos de prisión y, como mal menor, únicamente vayan a dormir como si de un motel al estilo americano se tratara. Ejemplos todo ciudadano los conoce, pero no me resisto a nombrar al señor Urdangarín, a todos los integrantes del reciente intento golpista catalán, políticos como el “clan Pujol”, igualmente del PP y del PSOE ahora y en el pasado, grandes banqueros que salvo Conde ninguno pisó una cárcel, financieros que únicamente saben retraer lo que no es suyo, etarras que por ser criminales tienen muchas más ventajas que el común de los presos, futbolistas que eluden el pago a Hacienda, grandes narcotraficantes y así se podría seguir señalando ejemplos.

SUMARIO: La realidad del sistema judicial en España y sus relaciones con la política

DESTACADO: Los jueces, ante grandes delincuentes de cuello blanco, con delitos de sangre o que buscan una separación de España, aplican la ley con guante de seda mientras que con el ciudadano común aplican todo el peso de la ley

Muy distinta y distante es la situación del ciudadano medio, común y corriente y también contribuyente –hecho que siempre se olvida–. En estos casos, esos mismos jueces aplican la ley con todo rigor, con condenas a veces absolutamente desmesuradas en relación con los delitos cometidos por los privilegiados ya citados, sin permisos, con una permanencia en prisión sin incentivo alguno a reeducación o reinserción social y, mucho menos, a un juez de vigilancia como el de Valladolid que al parecer está muy preocupado por la salud psicológica del señor Urdangarín pese a estar en una prisión únicamente de mujeres y estar más tiempo fuera que dentro.

Esta es la cruda y cruel realidad del sistema judicial en España hoy en día, un colectivo de jueces que no son ningún Poder del Estado, solo y de forma teórica lo es el Ejecutivo y el Legislativo que en realidad es uno solo, el Ejecutivo; al que los jueces mendigan subidas de sueldos, de puestos en la escala judicial siempre bajo la condición de la sumisión y obediencia debida a esos “politiquillos” que, insisto, son los que realmente manejan el “cotarro” y como ejemplos palmarios de todo esto son los integrantes del Tribunal Constitucional, que para ser uno de ellos ni tan siquiera es necesario un día de ejercicio de juez, o el Consejo General del Poder Judicial, cuyos integrantes son nombrados a “dedo” por cada partido político y a ellos se deben, muchos de sus integrantes fueron politiquillos fracasados –en Asturias tenemos el ejemplo de Álvaro Cuesta, que, según leí en ese periódico en su día, jamás acudió a un juicio como abogado, pero como llevaba pagando su cuota como abogado ejerciente por el tiempo necesario allá se coló por parte del PSOE y que es extrapolable a cualquier otro de cualquier partido.

A modo de conclusión, existe una élite con un poder tal que hace que se enriquezcan en dos días, no devuelvan ni un céntimo de lo sustraído a todos los contribuyentes y al cabo de unas semanas se encuentren ya en cuasi libertad y con un tratamiento exquisito, y luego estamos el resto de los mortales, a los que se nos aplican a rajatabla las penas contempladas en los distintos delitos y con un cumplimiento hasta el último día; todo esto bien lo sabe al menos el 90% de la población reclusa en España, así como todos los funcionarios de prisiones, pero el miedo es libre y es preferible callar. Siendo justos cabe decir que naturalmente existen jueces y fiscales íntegros, honestos, que analizan cada asunto lo mejor que saben y entienden y que, por tanto, merecen todo el respeto, pero el sistema judicial-político actual en España humilde y sinceramente entiendo es el que expongo y de ahí que la población general, según estudios demoscópicos, desconfíen del sistema judicial que tenemos actualmente, pues los jueces, ante grandes delincuentes de cuello blanco, con delitos de sangre o que buscan una separación de España aplican la ley con guante de seda, mientras que con el ciudadano común aplican todo el peso de la ley, y siendo ello así un sistema judicial como el que expongo, supone algo sumamente peligroso a medio plazo en cualquier comunidad humana.

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