El motor de nuestra vida
Querida hija, te escribo esta carta desde el corazón de una madre. Te escribí cuando naciste y ahora quiero hacer lo mismo en tu Primera Comunión.
Viniste al mundo un amanecer de octubre hace diez años. Papá y yo te esperábamos impacientes. Cuando te vimos por primera vez nos llevamos una sorpresa; al ver tu carita nos dimos cuenta de que pasaba algo y luego el médico nos confirmó que tenías síndrome de Down. Al principio nos asustamos un poco, luego decidimos que ya estabas en el mundo y que nuestro deber era luchar por ti y para ti siempre. Desde los primeros días nos pusimos a investigar acerca de ello para saber a qué sitios y qué estimulación tendríamos que darte. Todo fue mejor de lo que esperábamos. Luego comenzaron nuestras dudas, ¿cuándo andarías?, ¿cuándo hablarías?, ¿cómo sería tu primer día de colegio? Pero sobre todo, cómo te desenvolverías cuando la vida te fuera poniendo trabas. Tú y yo sabemos que son muchas, pero hasta ahora has salido siempre airosa. Ahora que vas a hacer tu Primera Comunión y que sabes leer esta carta me gustaría que supieras, Luci (que así te gusta que te llame), que eres el motor de nuestra familia. Nos diste una inyección de alegría y frescura con tu carácter, también nos pusiste en nuestro sitio enseñándonos a dar prioridades en la vida, a disfrutar de pequeñas cosas que antes nos parecían absurdas. Quiero que sepas, Luci, que Tati te adora, que a papá se le cae la baba con su princesa y que para mí eres el motor de mi vida.
También tengo que contarte que aunque no pudieras comulgar con las niñas de tu clase por un problema de fechas que nadie quiso solucionar, el domingo tuviste tu comunión en Tuilla, la parroquia donde te bautizaste y que te vio crecer. Deseo, hija, que fuera el día más feliz de tu vida. Todos los que te queremos pondremos todo de nuestra parte para que así sea. Creo que será un día muy emotivo para nosotros, viéndote disfrutar con tu inocencia e ingenuidad que nos tiene cautivados a todos.
Papá, mamá, Tati, los abuelos, Tata Vito, los padrinos, tío y tía, los primos, las tatas y tantos amigos maravillosos que de tantos apuros nos sacan te desean un feliz día.
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