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Falsa angustia o verdadera seguridad ante el covid-19

13 de Septiembre del 2020 - Ángel García Prieto

Ya desde hace décadas los profesionales de la psicología y la psiquiatría venimos asistiendo al progresivo aumento de alteraciones psíquicas que denominamos “trastornos de ansiedad y depresión”, que se manifiestan en forma de fobias, obsesiones, síntomas psicosomáticos o de simple y directa ansiedad e incluso depresión.

Las razones del crecimiento de dichos trastornos son múltiples. Podemos decir, en primer lugar, que ahora es mucho mayor el número de personas que acuden al médico o al psicólogo con estos síntomas; eran pacientes que en épocas aún cercanas sufrían este trastorno en silencio, discreción o vergüenza y sin acudir a la ayuda del profesional. Por otro lado, no es aventurado afirmar que la incidencia de estos trastornos viene aumentando durante los últimos años por causas diversas.

Una de las bases sociales de dicha patología está caracterizada, existencialmente, por un “ego-centrismo” que busca compulsivamente la seguridad. Se trata de un excesivo amor a la propia vida, que acaba haciéndola problemática. “El riesgo a que se expone el yo es tanto más grave cuanto mayor la solicitud con que busca su protección”, decía Kunkel, un clásico de la psiquiatría germánica de mediados del siglo pasado.

En una sociedad excesivamente volcada en la búsqueda de mecanismos de seguridad es lógico que este riesgo se dé más, porque las personas que tratan de “nadar y guardar la ropa” acaban dirigiéndose al ahogo. “El que ama su vida la perderá”, dice la conocida consideración moral evangélica, que también se puede traer aquí para referirse a tantas personas con dificultades para abandonarse providencialmente, aunque solo sea un momento, aquellos a los que su propia seguridad les exige ser continuamente el centro de su propia mirada.

SUMARIO: "El progresivo aumento de los casos de ansiedad y depresión "

DESTACADO: "La pandemia de covid está poniendo aún mucho más difícil encontrar en esta temporada posibilidades para defenderse de esta ansiedad excesiva que puede darse en tantísimas personas ahora"

Una perspectiva más amplia de su misma existencia, la aceptación de las limitaciones humanas y de las dificultades ambientales, un cierto grado de providencialismo y, en general, todas las actitudes que apunten a un mayor desarrollo de la virtud de la fortaleza pueden mejorar la situación de los hombres en un ambiente social que roba la paz.

La pandemia de covid-19 está poniendo aún mucho más difícil encontrar en esta temporada posibilidades para defenderse de esta ansiedad excesiva que podemos vivir. La ansiedad es una respuesta humana buena y necesaria para defendernos de lo que nos puede ser perjudicial; si no fuese por ella seríamos fáciles víctimas de los muchos factores patógenos que nos rodean en la vida. El problema aparece cuando nuestra respuesta de ansiedad a las agresiones ambientales se hace excesiva, pues entonces esa “ansiedad buena” se hace “mala” y en lugar de defendernos nos agrede.

Es lo que está ocurriendo con todo este vaivén de datos, números, llamadas, avisos, decretos, planteamientos y medidas a tomar ante el covid, que no siempre están basadas en una realidad verdaderamente saludable, sencillamente porque no en todos los escenarios y posibilidades los profesionales y expertos han podido llegar aún a respuestas del todo satisfactorias. Aunque es también muy cierto que se dan pasos de progreso, resultados parciales e incluso éxitos concretos. Avanzamos hacia la solución, aunque no sepamos cuándo y cómo se va a conseguir por completo.

Pienso que debemos luchar por ser positivos, deslindar la sanidad de la política de partidos, tratar de ser solidarios, buscar los datos para la esperanza en el sentido común, en el razonable espíritu crítico y en la providencia, con conductas que se mantengan cerca de la prudencia y lejos del miedo neurótico.

Desde luego, admito que estos consejos pueden ser pedir demasiado, pero entre todos lo llegaríamos a conseguir. No solo resistiremos, saldremos más fuertes, más maduros, mejores. Y pienso que no es una ilusión de iluso: no hay más que ver que la Humanidad lleva muchos siglos avanzando y es esperable y lógico que continúe avanzando.

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