La crisis puede agravarse en Sudáfrica

La primera mitad del siglo XX sufrió las consecuencias de las dos guerras mundiales más devastadoras. La primera termino con la victoria de Inglaterra, Francia y Estados Unidos sobre Alemania. Fue una victoria que no aporto una paz firme y duradera debido a que el tratado de paz de Versalles de 1919 acabo con la guerra pero no suprimió las contradicciones que ya habían generado.

Todo se desarrolló con especial crudeza en la peor crisis que hasta ahora había conocido la humanidad desde 1929 hasta 1933. El desarrollo desigual de los países capitalistas, la lucha por los mercados, por las materias primas, el desarrollo de los poderes financieros, junto con la revolución rusa hicieron convulsionar los cimientos de su edificio.

Esta crisis tuvo su epicentro en los Estados Unidos de America, y se extendió a varios países capitalistas. La producción industrial bajo al 60% en EEUU, 80% en Inglaterra, 65% Alemania y 80% Francia. El comercio mundial se contrajo al 65% y el paro llego a 13.000.000 EEUU; Alemania 5.000.000; Inglaterra 2.600.000 etc. El computo total de parados llego a ser en el total de países capitalistas de 30.000.000.

En Europa Alemania que había perdido la primera guerra mundial fue la más afectada por esta crisis en la que el desempleo fue masivo y la crisis económica pronto se convirtió en crisis política. Los partidos fueron perdiendo influencia y la camarilla fascista aprovecho el momento para aplastar las fuerzas democráticas lo que desembocó en la II Guerra Mundial.

Hoy ha desparecido la Unión Soviética peligro letal para sus intereses y sin embargo estamos en un escenario parecido porque la característica principal del capitalismo es el círculo vicioso de sus crisis. Cualquier crisis capitalista siempre se caracteriza por la pobreza y la incapacidad de las masas de acceder al consumo, mientras la producción capitalista desarrolla las fuerzas productivas del capital, manejando ingentes cantidades de dinero como si la crisis no existiera, aumentando la distancia que separa el progreso de unos y el retroceso de otros.

No son extraños tales análisis cuando es la zorra la que cuida el corral. Los mismos que han metido el mundo en esta encrucijada son los que dan órdenes a gobiernos democráticos para aplicar la solución que mas beneficie a los grandes capitalistas haciendo parecer la crisis como algo equiparable a una ley natural y no social.

¿Qué tipo de democracia tenemos cuando la voz de los que son elegidos democráticamente por el pueblo son acallados por el FMI , G10-20-30 etc. ?Clubs de Bildenberg, de Roma, Trilaterales, y demás voceros del sistema y obligan sin ningún argumentario a cambiar su política económica?

Ahora, Europa tiene poder legislativo y una política económica común, para imponerla a los países que la componen en el momento que han desencadenado la crisis y ¡no la tenían antes para prevenir lo que nos iban a echar encima!

Nuestra crisis se origina en la apropiación de la plusvalía de la fuerza del trabajo y lo verdaderamente escandaloso es la injusta y desigual distribución de la riqueza, que nunca va a parar a los ciudadanos sino a los consejos de administración de las grandes multinacionales que como un tsunami arrasan con todo.

Las fuerzas activas del capitalismo, actúan exactamente igual que las fuerzas de la naturaleza, de manera ciega y devastadora, mientras las desconocemos y nos cogen por sorpresa.

Todo el argumentario de esta crisis no son mas que meras patrañas interesadas de vulgares economistas a los que Marx ya en su tiempo calificó de sicofantes del capitalismo y que ahora descubren que la próxima etapa pasa porque "los parados tienen que sufrir" (Paul Krugman).

Ahora el gobierno alemán vuelve arremeter con la característica prepotencia que les caracteriza, con la cantinela de la deuda pública española, quizá porque quieren utilizar España como banco de pruebas como hicieron con Guernica en los inicios de la Guerra civil.

Saben de sobra que el endeudamiento público es un capital ficticio y juegan con la incertidumbre de hacer creer a los mercados que si la deuda es invendible desaparecería la apariencia de ese capital con lo que verían comprometidos sus intereses.

Esta crisis, como todas, no es un desastre producido por las fuerzas de la naturaleza, sino que es un desastre económico-social debido al sistema, que si los partidos no capaces de gestionar y comprender, de analizar sus efectos y su tendencia les terminará arrastrando y se convertirá en crisis política, que seria la misma antesala de la catástrofe que originó dos guerras mundiales.

Solo falta que España gane el campeonato del mundo de futbol y sea a costa de Alemania .