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El Gobierno español y el maltrato a los animales

25 de Julio del 2010 - Sabino Álvarez Pazos (Mieres)

Señores del Gobierno, ¿cuándo ustedes gobernantes promulgarán una ley que proteja al cien por ciento a los indefensos animales del aberrante maltrato que día a día los mal llamados seres humanos les practicamos?

¿Cuánto tiempo seguiremos con la sangrienta y dolorosa práctica de la lidia de los toros?

¿Cómo es posible que la Iglesia católica no alce su voz en defensa de estos masacrados y sacrificados animales cuando también han sido fruto de la creación de Dios?

¿Cómo podemos considerarnos seres humanos sin ruborizarnos teniendo un comportamiento tan vil y criminal con nuestra fauna? Recuerdo escenas de televisión con perros de «caza» colgados por el cuello de los árboles hasta su muerte y, según las explicaciones del presentador, estos canes no habían cometido más delitos que ser «viejos» y no dar un rendimiento óptimo para los fines que sus dueños esperaban de ellos. La caza.

¿Qué pensarían estos individuos cazadores si llegado el momento de su vejez sus hijos tuvieran un comportamiento en consonancia con el que ellos han tenido con sus perros y los abandonaran cuando ya no puedan valerse por sí mismos?

Pero sigamos con la lidia de los toros: he oído y leído muchas veces que el toro no sentía dolor en el momento de la lidia, puesto que, según los entendidos, han nacido y se han criado para eso (...). Hoy la ciencia veterinaria ha demostrado que este toro como cualquier otro animal no es inmune al dolor; y a propósito del dolor, una reflexión para don José Tomás y don Julio Aparicio, ya que ambos han sufrido terribles heridas por asta de toro. Yo les pregunto: ¿habrán sentido ustedes dolor físico atroz por las heridas causadas por el toro, verdad? Siendo así, ¿no piensan ustedes en el dolor que puedan sentir los toros por las heridas que ustedes les causan?

Debemos de comenzar por entender el dolor de los demás a partir de nuestro propio dolor, de esta manera, el mundo en el que vivimos sería mucho más humano y a la vez más justo.

En el plano laboral, en España se han perdido cientos de miles de puestos de trabajos, señores gobernantes: pienso que no llegaríamos a un punto catastrófico por perder unos cientos más eliminando para siempre este sangriento y doloroso espectáculo como es la lidia de los toros, que no nos sitúa en muy buen lugar en el escalafón humano.

Señor Zapatero, lamento profundamente que con mis impuestos subvencionen ustedes la mal llamada fiesta nacional mientras diez millones de familias españolas viven por debajo del umbral de la pobreza, sin duda alguna, este tema del hambre le tendría que preocupar más a usted como presidente del Gobierno español y no subvencionar un tema que tendría que estar fuera de ley por el cruento y degradante trato que hacen los toreros con unos indefensos animales. A mi juicio, verdadera vergüenza nacional.

No quiero finalizar este escrito sin hacer una mención muy especial sobre otro tipo de animales a los que algunas personas parece que les tienen fobia: los gatos y las palomas de la calle. Estos animales y estas aves necesitan comer, señores alcaldes y señores ciudadanos y ciudadanas, si no lo hacen, morirán. Es cierto que ustedes, los alcaldes, han de preocuparse por la limpieza en las ciudades, ustedes gobiernan, pero no es menos cierto que su deber también es tratar que no desaparezca nuestra fauna, que con las leyes tan rigurosas impuestas por ustedes al respecto, prohibiendo facilitarles comida bajo penas de severas sanciones económicas, nuestras familias gatunas y palomeras no tardando mucho no serán nada más que un triste recuerdo.

Recuerden ustedes que no hace muchos días veíamos por televisión a personas que se lamentaban por las picaduras que tenían en sus cuerpos producidas por mosquitos, no es de extrañar que ocurran estas cosas, ya que dos de las razas de aves grandes comedoras de mosquitos están prácticamente en vías de extinción. Me refiero a las golondrinas y a los vencejos. Miremos por nuestra fauna porque sin ella no sería posible la vida humana.

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