Las mentiras de la ministra de Defensa en su visita a Asturias
El lunes 14 de septiembre la ministra de Defensa visitó la fábrica de armas de Trubia para ponerse medallas y hacerse la foto. En la correspondiente rueda de prensa sugirió que su Gobierno apuesta por la industria –en general– y por la industria de defensa –en particular– y que Asturias es un motor para España.
La ministra empleó palabras muy amables. Tristemente, todas ellas son mentira. El Gobierno de Pedro Sánchez está asfixiando a la industria nacional. El tejido industrial de España está en riesgo. Miles de empresas cierran y miles de personas se van a la calle.
Cuando una víctima de secuestro padece el síndrome de Estocolmo por alguna razón psicológica desarrolla una especie de agradecimiento o amor por su captor. La ministra pretende provocar ese síndrome de Estocolmo en la industria de defensa española –en concreto en Trubia–. Quiere que un sector manifiestamente atacado por el Gobierno desarrolle una especie de amor o agradecimiento hacia quien no hace más que destruirlo y recortarlo.
En particular, la política ideológica del Gobierno está hundiendo poco a poco a la industria de defensa en España, un sector que era ejemplo de eficiencia y desarrollo a nivel mundial. El Gobierno de España limita intencionada e inmotivadamente las exportaciones de material de defensa. Y aún dificulta más esta exportación el deterioro de la imagen de España ante sus aliados –recordemos la espantada de la fragata “Méndez Núñez”–. Esta situación provoca que la viabilidad de la industria de defensa dependa exclusivamente de los contratos del sector público.
Sumario: De la situación de una industria clave y de la política ideológica del Gobierno de la nación
Destacado: La maltratada industria de defensa va, año tras año, perdiendo ingresos, cerrando factorías y enviando trabajadores a la calle
Gonzalo adjuntó foto junto al artículo
La maltratada industria de defensa va, año tras año, perdiendo ingresos, cerrando factorías y enviando trabajadores a la calle. Sin ir más lejos, en Asturias vivimos hace no mucho el cierre de Expal por culpa directa de las políticas del Gobierno. El mismo ejemplo lo encontramos con Navantia o –de forma más compleja– en Airbus.
El Gobierno lleva a cabo esta política de destrucción de la industria de forma muy “discreta” –adjetivo que utilizó Barbón–. Ataque frontalmente a la industria con una mano mientras nos distrae con la otra. Y, precisamente, la visita de la ministra es parte de esas tácticas de distracción. Se regocija por un contrato que debería haber llegado hace dos años. Ya estaba adjudicado y se ha retrasado todo este tiempo por pura voluntad política del Ministerio de Defensa.
En fin, el Gobierno que estrangula a la industria alivia un poco su garra, permite a su víctima tomar aire. Pero ese respiro durará poco tiempo porque en breve volverá a la carga para rematar a su presa.
Esta situación es tristísima. Pero la complacencia de Barbón con el Gobierno de Sánchez y su inacción para defender a los asturianos la hace más triste aún. Esta actitud cómplice con el Gobierno que nos asfixia sólo se puede explicar por el miedo del presidente asturiano a contradecir a su líder indiscutido, únicamente por interés partidista.
Así que el destino de la industria española de Defensa descansa en la voluntad política de alguien que ha manifestado su intención de hacerla desaparecer.
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