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¿Que Oviedo no coopera?

19 de Septiembre del 2020 - Javier Arjona (Siero)

Oviedo se carga la convocatoria pública de cooperación.

En secreto ha tenido que ser, sin querer convocar el Consejo Local de Cooperación al que el actual gobierno nunca ha reunido en 16 meses de mandato (y que para eso está, para asesorar al Ayuntamiento en materias tan delicadas y necesarias como la solidaridad), sin informar a las ONG del concejo y mintiendo con descaro la concejala del ramo en su reunión de 5 de agosto a pedido de la coordinadora asturiana de ONGD (¿no es delito mentir a una instancia como la CODOPA, que representa los esfuerzos de “lucha contra la pobreza” de numerosas organizaciones no gubernamentales con las que el Ayuntamiento de Oviedo lleva décadas colaborando?).

Oviedo se ha cargado la partida de la cooperación internacional que estaba signada en el presupuesto como todos los años anteriores. Canteli se distancia así del propio Gabino, en cuya gestión la partida de cooperación no disminuyó, en contravía a otras administraciones de su mismo partido.

PP y Ciudadanos, que gobiernan la capital, se posicionan así contra “la lucha contra la pobreza” como política de Estado de cierto consenso y con normativas estatales que superan las diferencias ideológicas.

PP y Cs hacen trizas el documento que firmaron en mayo todas las comunidades autónomas “De la crisis se sale cooperando”: “las 17 comunidades autónomas y nueve Fondos de Cooperación, independientemente de nuestro color político y reforzando la apuesta por el consenso que debe acompañar a la política de cooperación para el desarrollo, presentamos esta declaración conjunta sobre oportunidades, retos y propuestas imprescindibles para promover el desarrollo sostenible en un mundo complejo, cambiante e interdependiente, que sitúe en el centro el bienestar y una vida digna para todas las personas y las futuras generaciones”.

“La gravedad de la situación nos obliga a priorizar también aspectos a medio y largo plazo, como la revalorización de los bienes públicos globales, las consecuencias del cambio climático, o las causas de las grandes migraciones”. “La solidaridad internacional es una responsabilidad compartida e imprescindible para garantizar el futuro del planeta”.

Lo firmado en mayo para la cooperación descentralizada es vulnerado y ninguneado en Oviedo, dejando en la estacada decenas de proyectos con los sectores más vulnerables de distintos países con los que se venía colaborando, y desestimando la necesaria acción complementaria sanitaria que en tiempos de pandemias corresponde cumplimentar “para no dejar a nadie atrás” como dicen los ODS y la ONU.

El año anterior, en el marco de la campaña de la CODOPA Solidaritina Plus de Acción Loca”, se había tenido reunión con diversos ayuntamientos, y entre ellos Oviedo, estableciéndose “diagnóstico y receta”, para cada concejo en aras de cumplir con los objetivos de cooperación y cero-siete.

Y fue precisamente otro 5 de agosto (de 2019) cuando “el servicio Solidaritina de guardia visitó uno de los ayuntamientos decanos en la Ayuda al Desarrollo del ámbito local asturiano”: Oviedo.

En ese momento estrenando concejala responsable, Leticia González, que recibió a la delegación y la campaña, además del informe referente a la situación de la cooperación descentralizada en Oviedo.

El diagnóstico y la receta recibida por Oviedo hace un año no era de las peores de Asturias, sino todo lo contrario: pero ahora ha caído en la extrema gravedad que amerita un tratamiento de choque.

Desde la Coordinadora estatal de ONGD, reflexionan sobre el crucial asunto de ¿qué puede hacer la cooperación ante la pandemia?

La dimensión global y la solidaridad internacional siguen siendo claves para nuestra supervivencia como país y como humanidad.

¿Con todos los problemas que tenemos en nuestro país por qué debemos detraer recursos para la cooperación? ¿Qué es más relevante, los campos de personas refugiadas o el desempleo en Europa? Encontrar la respuesta adecuada a esta pregunta es clave si no queremos perder otra década crucial.

Cuando imaginamos qué puede hacer la cooperación en tiempos de pandemia, el primer impulso es pensar en un contenedor de mascarillas. Y es verdad que las mascarillas son muy importantes y mejor si se producen localmente y con materiales reutilizables –al paso que vamos habrá más mascarillas flotando en el mar que medusa.

Aunque la distribución de material sanitario puede ser parte de intervenciones más integrales de acción humanitaria, esencial para 100 millones de personas en todo el mundo, es necesario ensanchar la mirada de cuáles son las posibilidades de la cooperación internacional como política de Estado y como promotora de coherencia de políticas en ámbitos en los que las acciones de control de la pandemia tienen repercusión –muchas veces negativa– en otros países.

La fase de control de la pandemia en Europa ha permitido recuperar una cierta perspectiva internacional sobre el problema y que es de responsabilidad abordar el debate sobre qué somos capaces de hacer a nivel internacional. El plan global de respuesta humanitaria de Naciones Unidas alerta sobre el previsible aumento de conflictos, inseguridad alimentaria y pobreza en 54 países a medida que las economías se contraen y los ingresos de exportación, remesas y el turismo desaparecen.

La AOD es una parte importante de la solución. El problema es que el sistema de ayuda internacional llega sin aliento a la pandemia.

Lo que hay que recordar es que la AOD –especialmente la que contribuye directamente a reducir la pobreza y la desigualdad– es una parte importante de la solución, junto con el alivio y la cancelación de deuda; el esfuerzo es de obligación según los compromisos internacionales; y, además, es una medida relevante para frenar de manera eficaz consecuencias de la pandemia que pueden generar gran sufrimiento y desestabilización en amplias regiones.

Solo las ONG de Desarrollo implican a 2,4 millones de ciudadanos y ciudadanas en todo el Estado en iniciativas que trabajan con 35 millones de personas en 114 países.

Los desafíos internacionales actuales retratan las dificultades de estar a la altura como país e invitan a una reflexión sobre la importancia estratégica de recuperar la cooperación internacional.

No dejar a nadie atrás ni aquí ni en ningún otro sitio.

Corresponde también a los ayuntamientos explicar a una ciudadanía agotada y estresada que la dimensión global y la solidaridad internacional siguen siendo claves para nuestra supervivencia como país y como comunidad global.

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