La inundación de Bueño
Simplemente ha sucedido lo que todos esperábamos. Tras años de desidia por parte de la Administración local y de la Confederación Hidrográfica, los vecinos de Bueño han visto cómo el Nalón entraba en sus casas y arrasaba con todo lo que encontraba a su paso. Lo grave del caso es que la posibilidad de que esto ocurriese ya se había denunciado con anterioridad y había caído en saco roto. Probablemente, desde el Ayuntamiento y la Confederación consideraron que se trataba simplemente de la pataleta de un vecino aislado durante un día en su casa. A ver qué opinan ahora cuando se evalúen unos daños millonarios que podían haberse evitado, en su mayoría, gastándose unos cientos de euros en cerrar el agujero de la escollera.
El señor alcalde de Ribera de Arriba debería estar un poco más pendiente de lo que sucede en este municipio, en lugar de irse al Sahara a sacarse la foto solidaria y a hacer el paripé, porque ayudar, lo que se dice ayudar, lo hacen otras personas anónimas que no aparecen en los medios de comunicación. Es muy loable cooperar con aquellos pueblos que tanto nos necesitan, pero es igual de necesario atender los menesteres de sus votantes, puesto que no debe olvidar que gracias a ellos está ocupando su cargo, ¿es ésta la forma en que les agradece su confianza? Antes de dar ciegamente la razón a la Confederación y negar que el puente de Palomar interviniese en las inundaciones, añadiendo que «para hablar hay que saber lo que se dice», debería asesorarse mínimamente antes de hacer lo propio, recurriendo a estudios de ingeniería independientes cuyos intereses sean ajenos al municipio y a la empresa que lleva a cabo las obras, con el fin de recabar información técnica sobre si están o no bien hechas, probablemente se llevaría una sorpresa.
Es difícil morder la mano que te da de comer, pero ¿qué es lo realmente importante?, ¿unos euros más en las arcas municipales que al final no nos dan ni para el alumbrado público o salvar las vidas de tus vecinos?, sinceramente, yo me quedo con lo segundo.
Ahora espero por el bien de todos que se pongan a trabajar en estas cuestiones para evitar que la próxima vez tengamos que lamentar daños personales.
No sirve echarle la culpa a la naturaleza. Las vegas de los ríos son zonas que en épocas de lluvias sufren inundaciones por filtración, como es lógico y natural, pero éstas no pasan de ser anecdóticas y de causar algunas molestias leves que no van a ninguna parte. Lo que sucedió el miércoles fue el cúmulo de varios fallos humanos que no deben repetirse.
Vamos a procurar ahora que todo vuelva a la normalidad, empezando la casa por los cimientos. Para ser «Pueblo ejemplar» aún nos queda mucho que aprender y modificar.
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