Contra el fundamentalismo neoliberal
Comenzaré retóricamente con el siguiente tópico: ¿Crisis?, ¿qué crisis? ¡Su crisis!, la de siempre, la ifnanciera; o mejor dicho, la de la economía financiera, que se encuentra en plena metástasis potenciada por la globalización: El vértigo de la velocidad de la luz y su correlativo movimiento del dinero, cada ve zmás eso, dinero (ilusión de tiempo aplazado), en esta sociedad mal llamada de la comunicación (a menos que consideremos a ésta como una mercancía más). Nunca hubo tal complejidad en lo referente a flujos de capital y a las estrategias de las grandes firmas de los bancos, fondos de inversión, derivados, etcétera, etcétera... Jamás la "mano invisible" encubrió el mal tan bien como en esta época del mal transparente. Los lobos financieros, los brokers, campan a sus anchas en esta sociedad luminosa: ellos sacan su tajada de la crisis valiéndose de información privilegiada, ellos, los especuladores, crean o alientan rumores, para provocar la baja o el alza de las bolsas. A ellos les viene muy bien la retornada utopía del mercado autorregulado. El mercado como metafísica de la deshumanización: el viejo ideal del protestantismo: austeridad, contención..., pero ahora al servicio de los apetitos más desmedidos: el ansia de riqueza y poder de unos pocos. La racionalidad económica exige su tributo en sangre de millones de pobres y parados. Sea todo por la necesidad de convergencia con "no sé qué...". Lo que quiero poner de manifiesto es la falacia que nos venden como ley, todos los periódicos y políticos de turno. Mejor haría nen tener a lso ciudadanos bien informados que en recurrir a la "estrategia de la ocultación" con la publicación de cifras macroeconómicas o con las declaracioens de los "gurús" financieros (ellos, por supuesto, ni tampoco losbrokers, perderán su puesto de trabajo; les pagan muy generosamente para convencernos de que no hay otra alternativa posible que la que ellos sostienen). Además, el individuo, disuelto en la masa, funciona como una suerte de esclavo voluntario; aceptará lo que los nuevos "chamanes" le vendan como inevitable; ignorando que somos él, usted o yo, las próximas víctimas de la "política de ajustes".
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