Lección de compañerismo
Noemí, a pesar de tu tesón, de tus esfuerzos, de tu voluntad, que han sido un ejemplo para todos, no has podido vencer en esa lucha desigual.
Has tenido la suerte de tener en todo momento a tu lado a tus compañeras de trabajo, que de seguro no han hecho más que recoger la cosecha del compañerismo que ha ido germinando a través de muchos años de trabajo en equipo, con las alegrías y los sinsabores que ello conlleva.
Estaba equivocado, a lo largo del tiempo llegué a creer que el compañerismo ya no existía, que solamente dominaban en nuestra sociedad los valores materiales.
Estos días, viendo vuestra actitud solidaria, me vinieron con tristeza a mi memoria aquellos días lejanos en el tiempo, previos a la muerte de mi hermana Pili, donde con gran pesar se lamentaba de la ausencia de amigos a su lado.
Que gran lección habéis dado. Vuestras llamadas telefónicas matinales, que Noemí estaba esperando puntualmente y que le daban nueva vida. En alguna ocasión que la acompañaba, os imaginaba con el teléfono pasando de mano en mano, con riguroso turno y buscando darle ánimos en unos momentos tan difíciles. Yo, solamente la escuchaba a ella, posiblemente en algún momento me parecieron conversaciones con temas banales, pero durante esos momentos, Noemí era otra, cobraba vida.
Y que decir, cuando programábais cualquier evento con ella, un simple salir a tomar unos vinos generaba que el nerviosismo y la ansiedad hicieran presa de Noemí y en esos días previos, el solo hecho de estar unas horas a vuestro lado la volcaba en una preparación inusitada. Vosotras, que la conocíais bien, conseguíais que en una situación como la suya, fuese a "hacerse la manicura", y a pesar de los endiablados escalones que tanto le costaban subir para llegar al ascensor de la peluquería.
Muchos de vuestros nombres me han quedado grabados, de tanto oirlos mencionar a Noemí, a Fernando, a José, pero aunque me gustaría nombrarlos, prefiero dejarlos en el recuerdo, de una parte, ante la posibilidad de dejar alguno en el tintero y de otra porque quiero ampliar el más cariñoso agradecimiento a todo vuestro colectivo.
Pienso que vuesetro centro de trabajo, el Hospital Valle del Nalón, y por ende los pacientes que del mismo dependen son los grandes beneficiados de que un colectivo laboral se comporte como vosotras lo habéis hecho.
Gracias, muchas gracias a todas.
Noemí, descansa en paz, pues tienes la suerte de haber contado con esa otra familia que ha demostrado lo que te quiere.
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