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Pienso, luego escribo

9 de Octubre del 2020 - Marino Iglesias Pidal (Gijón)

Siempre pensando. Pienso huevonadas, o pienso porqués porque no puedo quedar sin saber. Por ejemplo: Hace algún tiempo tuve que mover el enchufe y el interruptor de la luz a otro punto de la habitación. Tiempo después tuve la necesidad de añadir un enchufe más.

Una de las tantas veces que fui a encender la luz de la lámpara que añadí, no se encendió. ¡Coño! Maldita sea.

Ayer, a las cinco de la mañana, no resistí más. Total, aunque hubiera esperado a la claridad del día no hubiera visto suficientemente bien. Así que tendría que hacerlo con la luz de la habitación encendida.

Cuando quité la tapa me encontré con un montón de cables.

Desde aquel registro, además del enchufe, se encendían las dos lámparas de las mesitas y la lampara principal, que estaba conmutada con la llave de la luz situada en la entrada de la habitación y resulta que la luz de la lámpara que pretendí encender y se negó, dependía de que hubiera apagado o encendido desde según qué llave la luz principal.

Mientras jurungaba con el cablerío me pasó algo que me tiene jodido porque no puedo explicarlo. No tengo un destornilladorcito de estos que te dicen si el cable que toca tiene o no corriente, de manera que lo compruebo dando un toque relámpago con el dedo. Toqué el empate de dos cables y no tenía corriente. Los desenrosqué, les atusé los pelos... y, de repente, ¡mecagon...! corrientazo. Les doy nuevamente el toque relámpago, juntos y separados, y nada, que no tienen corriente, hasta que ¡diosss...! otra vez. ¿Qué pasó? ¿Por qué me permitían manipularlos sin problema y de repente querían electrocutarme?

No tendrá importancia, pero llevo todo el día de ayer y lo que va de hoy dándole vueltas. ¿Cuestión de tierra? No tengo conciencia de haber levantado los pies en ningún momento... ¿Que tocara o no el bastidor de hierro de la cama...? Me tiene jodido el no tener la respuesta.

Bueno, pues ahora, para ver si logro aparcar el tema, me he puesto aquí, ante el teclado, a ver que se me ocurre.

La política, los políticos, además de asqueado, me tienen tan jodido como los cablecitos de los cataplincitos.

¿Cómo pueden ser tan? Me pongo a especular buscando respuesta.

¿Cómo es un político? A ver... A ver... Algo que por fuerza ha de ser, de otra forma no podría ejercer: un pantallero. Me lo ha subrayado en rojo el corrector. O sea que la RAE no lo acepta. Vamos, que es inaceptable. Lo que quiere decir, me parece a mí, que el calificativo hace honor al sujeto que se lo aplico.

Ok. Aunque no lo diga la RAE lo digo yo. Pantallero.- Engreído, vanidoso, presuntuoso, jactancioso, frívolo, etc., etc.

No cabe duda de la condición de axioma por antonomasia del adjetivo que elegí.

¿Por qué sufrimos ahora la condición de un Gobierno “pantallero” en grado superlativo? Porque es el Gobierno de la izquierda aliada con los separatistas antiespañoles. Difícil sobrevivir a semejante veneno.

Unos y otros no solo quieren romper España, quieren destruirla.

¿Qué diferencia entre estos indeseables y la oposición de derechas, aparte su ideología?

La derecha es, en según qué cosas, permisiva. El individuo puede trabajar en lo que quiera en busca de lo que quiera. A la derecha no le importa la escalada social del trabajador. El trabajador, con ejercicio lícito de su trabajo, puede hacerse tan rico y poderoso como pueda. La derecha quiere tener preponderancia, quiere gobernar, en provecho propio, naturalmente, pero no odia a la izquierda y tolera su pensamiento.

La izquierda quiere limitar la escalada social del individuo, no debe adquirir poder económico que le lleve a ampliar su visión de la sociedad y, posiblemente, a desear poder político para cambiarla, este es un derecho reservado para la élite practicante de su doctrina. La izquierda no culturiza, no enseña, adoctrina. El trabajador debe trabajar, no pensar. El destino del proletario es el proletariado. La izquierda odia cualquier forma de pensamiento contraria a sus ideas y se considera con el derecho a reprimirlo de la forma que sea.

Los políticos, de izquierdas o de derechas, son eso, pantalleros aprovechados, pero si hay que elegir Gobierno, de derechas, que es menos malo y más respetuoso con los derechos inalienables del individuo.

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