El nacimiento de San Juan Bautista
La Iglesia celebra la festividad de los santos en el día de su muerte, sabiendo que han nacido para la vdia gloriosa y eterna. San Juan Bautista es una excepción única entre todos los canonizados, y se conmemora el día de su nacimiento para la vida eterna.
Cuando el embarazo de Santa Isabel -madre de San Juan- pasaba por el sexto mes, la Virgen María -su prima-, siempre solícita y caritativa para servir y consolar, le pone los aparejos a un jumento y se desplaza desde Nazareth hasta la casa de su prima.
Isabel, inspirada divinamente, sabe que a María le ha sido engendrado por el Espíritu Santo el Mesías, el Señor. Y alborozada de gozo, Santa Isabel, al ver a María llegando a su casa, exclama: "¿¡Quién soy yo para que me visite la Madre de mi Señor!?". En ese mmento, el niño Juan Bautista que Isabel llevaba en su seno exultó de gozo ante la presencia invisible del que luego sería el Redentor.
Zacarías, el padre de San Juan Bautista era sacerdote de la ley judía, e Isabel, su esposa, descendía, como él, de la casa de Aarón. La Sagrada Escritura nos asegura que ambos eran justos. Y sucedió que, en el ejercicio de su ministerio sacerdotal,e ntró en el templo para cumplir con la ceremonia matinal y ofrecer el incienso a Dios, y cuando se hallaba solo en el santuario y el pueblo oraba fuera, se le presentó el arcángel Gabriel. Zacarías se sintió turbado y lleno de temor. Pero el ángel le tranquilizó al hablarle con voz dulce y serena para anunciarle que sus oracioens habían sido escuchadas, y que su esposa Isabel, la que había sido señalada como estéril, concebiría y daría a luz un hijo y le pondría por nombre Juan, y será grande delante del Señor.
Zacarías estupefacto por el anuncio del ángel, le pidió que le diera una señal para creerlo. El ángel para castigarlo por las dudas le dijo que se quedaría mudo hasta el día del nacimiento de su hijo Juan. Llegado el día del alumbramiento el pueblo se agolpa en torno a la casa de Zacarías sorprendidos, como ya lo estaban, por el embarazo de una mujer estéril y añosa, se vuelven a extrañar de que el niño no se llame Zacarías como su padre, en ese momento de discusión familiar y amistosa, Zacarías escribe en una tablilla: "Juan es su nombre", instante en el que recupera el habla. Juan ha sido el útlimo de los profetas, ha sido virgen y mártir por defender la verdad y la moral, diciéndole a Herodes que no le era lícito vivir con la mujer de su hermano.
Antonio Colao Granda, Oviedo
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